sábado, 16 de octubre de 2010

DESAPARECIDO

Golpeé brevemente con los nudillos sobre la puerta del despacho. No fue un pedido de permiso, ése ya lo tenía para reabrir el caso. Sólo fue una comprobación de que esa polvorienta y gastada madera no se desmoronaría al tocarla.
Resistió, golpeé un poco más fuerte, el sol que se colaba por alguna rendija hacía bailar infinitas motas de polvo en un haz de luz.
Parecía no haber peligro, entonces empujé levemente y la puerta se abrió con unos quejidos secos dejando ver el interior. Telas de arañas, algunos bichos sin identificar que huyeron hacia su cueva y polvo cubriéndolo todo. Maderas rotas por el paso del tiempo y por restos de alguna pelea y un profundo olor seco a sucio que me hizo estornudar esparciendo minúsculos arabescos de más polvillo, llevé mi mano izquierda hacia la nariz, mientras la derecha obturaba rápida la cámara sobre los distintos planos del despacho abandonado. Pasé al pequeño cuarto de baño casi eligiendo donde pisar, este tenía un pequeño espejo torcido y una ducha minúscula con una desgarrada cortina gris. Enfoqué todo y saqué fotos a diestra y siniestra, hasta el piso fue retratado.
Salí sin cerrar. Mi crónica relataría que estuve allí, en ese despacho fantasma tantas veces utilizado por el famoso detective René Louman desaparecido hace cinco años.
Lo vi pocas veces, las necesarias para comprender que era el mejor, nunca se supo nada de lo acaecido.
Seguí sacando fotos en la recepción, tampoco me sustraje a sacar fotos del espejo. En él se reflejaba la puerta abierta del despacho y el otro pequeño espejo del baño. Salí de allí con un extraño influjo sobre mi mente, algo me decía que iba a ser capaz de resolver el caso, de encontrar al detective vivo o muerto. Estaba eufórico sin saber porqué. Seguí en mi recorrida fotografiando todo.
Ya en mi estudio y reveladas las fotos las puse a secar, luego pasé a la ducha a sacarme la sensación de polvo del pelo y el cuerpo. Sonreí a mi espejo que me devolvió la imagen de siempre, y como siempre pasé mi habano por él escribiendo René Louman y no el mío como era mi costumbre,. ¿Estaba obsesionado o era deformación profesional? No perdía esa manía cada vez que tenía un caso difícil.
La ducha fue reconfortante, demoré más que de costumbre en ella. Cuando salí el nombre de René Louman, se leía perfectamente en el espejo totalmente empañado.
Las fotos estaban nítidas, eran bastantes, siempre exagerado me dije. Había detalles difusos, el polvo cubría casi todo. Mi jefe no se quejaría pensé, tenía fotos hasta de mis zapatos. Las ingresé en el ordenador. Amplié partes interesantes acercándolas con el zoom. Fragmenté cada una de ellas minuciosamente. En el piso del baño casi debajo del espejo, un detalle en el que no reparé cuando estuve allí llamó mi atención, parecía un cilindro cubierto con tierra, bien podría ser una bala. Al pasar el zoom por el espejo observé irregularidades entre capa y capa de tierra, acercándolo más vi con asombro que eran letras apenas legibles, acerqué una por una y pude leer dificultosamente: “Alex Picot” Solté todo el aliento que había tenido retenido. Enseguida empecé a averiguar desde mi ordenador los datos del suceso. Decidí que ahora continuaría en secreto mis investigaciones y desde luego esa fotografía y muchas otras no irían a la crónica. Eran mi punta del ovillo en ese misterioso caso.
Volví a la foto, el cilindro del piso parecía ser, algo así como: ¡un habano!. Tendría que volver a esa casa, en el espejo comenzaba la solución.

domingo, 3 de octubre de 2010

EL CUMPLEAÑOS

(¡No se equivocaron de blog..!)
La bizcochona como vino al mundo:
Mis dedos retomaron el teclado, no para poesías, tampoco para cuentos, simplemente compartir en este relato íntimo, sensaciones.
Estoy escuchando una música de rock pesado que me da energía, cuando a otros los agobia a mí precisamente me “levanta”, y la escucho temprano, al levantarme.
El sol pone lo suyo para alegrar la mañana, aunque ya son a las 13,30 de este 3 de octubre de 2010.
Ilumina todo, refleja los colores de las plantas en las paredes y también el de las paredes en los cristales; algunas plantas gozan de él, otras se esconden un poco. Como en todo ser, es cuestión de gusto y tolerancia al medio ambiente.
Acabo de comer la rica pizza de humita que quedó de anoche, no desprecié la de roquefort, porciones, claro, ya que fueron los pocos restos del festejo del cumpleaños de mi hijo.
La de panceta y pimientos así como la de jamón y aceitunas negras, hicieron el recorrido completo hasta el estómago de los que vinieron, viaje que también fue para la de huevos duros y tomate, al igual que todo lo demás que se salvó de la “destrucción total”
Eso que previo hubo ensaladas varias para preparar a gusto. Realmente ricas e introductorias a las pizzas.
No le hice asco a un trozo de flan el que fue acompañado (no por mi) de dulce de leche y crema según el gusto de cada uno. Eran los restos del que preparó Valentina tan pacientemente. Ella es mi sobrina nieta.
La peque, cumple 4 añitos mañana, día 4. No dejó de revolver ni un minuto, pues esperaba, tal como le dije los globitos que se formarían al final y, cuando estos aparecieron, exclamó como una experta: ¡Ya está! Pero seguía revolviendo pues algunos se hacían más grandes.
Finalmente lo vertimos en la flanera acaramelada, por supuesto que antes probó un poco del caramelo, casi asombrada de que pareciera caramelo.
Valentina es dulce y al mismo tiempo rabuda, término muy gallego que define su carácter a veces difícil; es muy inteligente y de una cosa pasa a la otra con gran curiosidad.
Veo los restos del bizcochón de harina integral y común mezcladas. Hecho con aceite y el clásico yogur al que le agregué tres manzanas, cosa que lo hizo muy húmedo y sabroso, esta vez no hubo decoración, pero realmente sabíamos que era la dedicación máxima para cantar el cumple y… volver a brindar… y vuelta a las felicitaciones y deseos de éxito y salud.
Fue mi desayuno esta mañana, con buenos recuerdos junto a un té con leche sin azúcar, como es mi costumbre...
También se salvó parte del helado que esperará la media tarde cuando el calorcillo primaveral lo pida.
Jajaja… esto parece el relato de una bulímica, no es así, es para que lo compartan junto a mí y brinden con gaseosa, cerveza o lo que prefieran, todo vale como un homenaje más, ya que los cumpleaños deben festejarse así, sencillos pero en familia y con amigos, entre risas, anécdotas, recuerdos y bromas.
Está claro que en todo cumple el trabajo es extra y el después mayor, pero: ¡Nadie quita la satisfacción y felicidad de compartir! ¿Verdad?
En realidad mi hijo cumplió años el 29 de septiembre, pero a mitad de semana es difícil reunirse pues se trabaja al día siguiente.
Bendiciones y cariño para los que compartieron y comparten esto…

¡Feliz cumpleaños... Nene..!




  Aquí les dejo la receta  de esta mermelada, algo ácida y dulce, como mi despedida de este y el otro blog.      Es momento de descanso y re...