Al fin arreglaron la computadora. No podía ver los viejos C.D. que tenían todo lo escrito en La Coruña.
Me asombré con algunos, tanto poesía como prosa, estoy tan alejada de pintura, piano y escritura que pensé en ir poniendo algunos viejos escritos de a poco a ver si vuelve mi creatividad.
Desde mi llegada hubo varias dificultades, tanto de adaptación después de tantos años fuera del país como de esfuerzos por poner la casa en condiciones con el lío que eso trae de materiales y personas trabajando. Eso me dejó un poco agobiada y tuve unos problemas de salud.
Luego dediqué tiempo a viajar y no fui capaz de tomar notas de esos viajes.
En realidad me estoy disculpando y reprochando a mí misma y aunque ahora mi tiempo está repartido entre plantas, amigos y vagar me molesta precisamente esa vagancia y el no retomar pinceles, lápices o teclado...
Todo tiene sus etapas y evidentemente no es mi momento para ello, así que decidí poner escritos y experiencias que hice y tuve en La Coruña.
Y aquí va el primero, que precisamente tiene que ver con las fiestas y posiblemente fue escrito en el año 2000:
LLAMADO
DE MEDIANOCHE
Me
despertó el sonido del teléfono. Me levanté a tientas... no me molestaba la
oscuridad, sólo la incertidumbre de ese llamado intempestivo; rápidamente,
mientras avanzaba como entre nubes de algodón y tanteando el vacío, varias
ideas cruzaban por mi mente y al mismo tiempo apuraba mis pasos sorteando la
esquina de la cama, la puerta entornada y las hojas de la palmera que
acariciaron mi brazo. Esto me dio seguridad, nos entendemos pues yo le doy
amor.
Le gané al contestador telefónico y levanté el auricular con la certeza de
que era él.
Al otro lado del teléfono la voz de mi hermano preguntaba:
-¿”Estabas durmiendo? ¡¡Feliz Año Nuevo!!
Le sonreí a
mi intuición.