El dolor es el
mismo, no sabe de tiempos.
De todos modos el tiempo es un invento
que no hace
ni menor ni mayor el dolor.
Cuando todo pasa lentamente lo hace insoportable.
Cuando todo pasa en un instante lo hace insoportable.
El dolor es el
mismo, punzante,
en el estómago, en el
corazón, en las entrañas.
No hay términos medios,
en ese tiempo que puede ser
lento o rápido
el dolor lacera y hiere sin compasión.
Es un tiempo
sin medida en que
el que se va sufre porque deja,
porque sabe, porque lo decide
o porque no lo decide,
porque piensa en un instante que deja,
que se va y que todos
quedan.
El dolor es el
supremo purificador,
el compañero final del camino,
es el que inexplicablemente
también deja una paz
infinita con el tiempo.
Pero el otro
dolor,
el del que queda sintiendo esa gran soledad,
ese abandono del que se
fue,
del que se fue rápido o que se fue
lento
ese dolor: No sabe de tiempos.
Duele la
espera,
duele el arrebato súbito,
todo duele y el tiempo entonces no es nada
solo está el dolor que se siente en el estómago,
en el corazón, en las
entrañas.
No hay términos medios porque ese
dolor lacera,
ese dolor hiere sin compasión y sin tiempo.
Porque de todos modos el tiempo es un invento.