Hoy acuden a mi mente innumerables anécdotas.
La salida del baile, ¡cuánta euforia!
El plantón en la esquina, ¡que decepción!
El encuentro en la estación de trenes,¡qué
alegría!
La llegada a casa y la excusa tonta, ¡qué
sensación de culpa!
La sonrisa inteligente de mamá, ella es
fabulosa, ¡todo lo entiende!
La duda de si llamará o no llamará, uff...
¡qué alegría!
El reencuentro, el cine, el primer beso,
Cuánta dulzura, cuánta inocencia, qué timidez,
¡¡pero que gusto..!!
Las confidencias con las amigas,
tres inseparables ahora con menos tiempo de
estar juntas.
El amor, dulce y tierna aventura...
La cena de presentación y el pedido de mano,
¡Cuánta inquietud!
Compromiso.., casamiento.., el misterio desvelado...
Los suegros y las comidas tediosas de los
domingos.
Excusas, excusas...
Los hijos, otra experiencia más, qué dulzura,
qué ternura... ¡qué trabajo!
El dolor.., ¿cómo fue que sucedió? ¿Porqué..?
¿Cuándo..?
La separación, la rabia.
El tiempo que pasa y el perdón que llega.
El olvido que se lleva lo malo y más tiempo
que sigue pasando.
Nietos: más dulzura, más amor.
La satisfacción de ver a los hijos realizados
empezando el camino.
El camino que todos recorremos;
que aún pasando por otras sendas lleva a la
misma meta:
vivir cada uno lo suyo como le corresponde,
como lo elige.
Ahora toca época de serenidad y paz interior.
Flashes de épocas pasadas. No hay anécdota.
La vida hasta aquí es una anécdota en sí
misma.
No hay final aún falta mucho por hacer.
Esto solo es recordar... recordar...
Es bueno tener memoria...
ROSA MARÍA FAVALE