Vueltas y vueltas, sacudidas oscuridad agitación ruido,
monocorde ruido.
Cinco, cuatro, seis, dos, uno y vuelta, vuelta a dar
vueltas, no hay atisbo de cuerpo, de mi cuerpo, de mi mano que en un momento
fue parte, agitando, volteando.
Seis, uno, tres, cinco, dos y no estoy, no soy, doy
vueltas y vueltas en la oscuridad, ahora vuelvo a voltear y caigo.
Uno, uno, tres, uno,
cinco, es otra mano la que agita, me retuerzo doy vueltas y más vueltas, pero
no me encuentro, no soy. Soy sólo
números, escindido, separado,
desmembrado.
Cinco, seis, cuatro, tres, dos,
caigo, giro resbalo me asomo, miro desde dentro
nadie me ve, grito, nadie me oye,
nadie me ayuda.
Dos, dos, uno, cuatro, cinco, todo sigue igual, me duele
cada parte que hace ruido, que se golpea que se sacude agita y cae rodando,
rodando, girando, girando, golpeando y duele, duele.
Otra vez oscuridad, agitación, ruido, monocorde ruido.
Otra vez, otra vez… Una vez más, una vuelta más…
Uno, uno, uno, uno, uno, soy yo que vuelvo, soy Uno, me
agito, regurgito, grito, miro, toco, sé que soy yo, que soy Uno, Uno, Uno, Uno, Uno.
Unidad invisible e indivisible que aún corpórea, da
vueltas y vueltas, se agita, cae y recae, se retuerce escindido, rodando, girando golpeando como si siendo Uno no hubiera atisbo de cuerpo.
Duele, duele seguir atrapado en este juego que no me
suelta que se hizo dueño de mi. Soy Uno que sigue atrapado en este cubilete
purgando el pecado de todos los jugadores del mundo.