lunes, 20 de septiembre de 2021

EL CAMPITO DE CIUDADELA

 


     Ayer un día espléndido… de helados, sol, paseo por el parque, sin prisa, buscando una sombra para descansar un poco. Pletórico de alegrías varias, jóvenes jugando al vóley, padres con sus hijos comprando copos de nieve o manzanas caramelizadas. Niños andando en bicicleta y madres acunando a sus pequeños.

     No faltó un picadito, la infaltable pelota escapando de los límites y atreviéndose hasta nuestros pies. Mayores devolviendo el tiro y rememorando tiempos idos. Infaltable práctica de gimnasia y también los adeptos a correr o trotar.

     Diferentes mesas de cemento donde algunos disfrutan de ajedrez o damas, pensadores del aire libre.  

     Libres de barbijos aunque las precauciones continúan están los amantes del mate compartido, eso sí, sigue la costumbre de llevar cada uno el suyo. Para mí no es lo mismo aunque no queda otra. Cuando el mate pasa de mano en mano une, invita a las bromas, confidencias y al cercamiento de los corazones.    

     El cielo está totalmente despejado. Junto a árboles añosos y diversos distribuidos en el centro y algunos cerca de los caminos hay claros donde pequeños arbolitos apuntan al cielo. Es la renovación del futuro paisaje.

     Rodeando los senderos recorrimos la periferia que tiene aproximadamente 1 km. Cambiando opiniones, y hablando de bueyes perdidos, recorrimos esos mismos senderos varias veces, ni lo notamos. No los sumé.

     Ese fue el preludio de una primavera que se aproxima, pero hoy todo cambió rotundamente. El invierno se despide con vientos fuertes, cielo cubierto y todo lo que él sabe hacer.




     Es el campo más extenso de 3 de Febrero en Ciudadela Norte, tiene más o menos la extensión de 3 manzanas  y es mantenido por la Municipalidad y los vecinos.







miércoles, 1 de septiembre de 2021

EL EXTRAÑO VIAJE DE ISABEL Y ROSA

     

      Hacía muchos años que no nos veíamos, así que Isabel decidió viajar a Argentina con sus dos nietos, uno rubio, inquieto y sonriente y el otro de pelo más oscuro más tranquilo y también siempre alegre que corría por la casa de aquí para allá.

      Isabel me invitó a acompañarla de vuelta a Alemania así que partimos del Aeropuerto de Ezeiza llevando cada una un niño que ya se habían acostumbrado a mi presencia y mis brazos.

      El viaje transcurría sin inconvenientes hasta que notamos que el avión descendía. Si bien era inquietante no notamos nada extraño. Salvo que la pista de aterrizaje era un camino de tierra ancho, paralelo a las vías del tren.

      - ¿Estamos en La Florida? -  Preguntó Isabel. Yo no tenía ni idea.

      A la izquierda el avión, en el centro una especie de playa con arena y a la derecha muchas rocas.

      Nos hicieron descender, el avión medio encajado entre una especie de montaña y las vías donde había aterrizado. Allí había un tren estacionado que al rato partió sin pasajeros y desapareció.

      Había una playa y desde el centro de la misma se podía ver el mar que subía cada tanto y todos nos poníamos en fila a lo largo de rocas que iban de izquierda, donde estaba el avión, a derecha.

      Precisamente por la derecha venía un viejo camión hacia donde estaba el avión.

      Mientras tanto nos invitaron a un refrigerio que se sirvió en una cueva que formaban esas rocas al lado del camino donde descendió el avión. Se notaba que los del lugar querían agasajarnos y distraernos cantando y bailando.

      Cuando salimos a la playa traían un motor nuevo que habían bajado del camión mientras el capitán y su copiloto daban órdenes para llevarlo hacia el avión.

      Yo sacaba fotos a todo, especialmente al capitán que cada tanto interrumpía el montaje para posar junto a los que lo ayudaban.

      Mi hermana que estaba a lo lejos me hacía señas de que le tenía que pasar las fotos. Raro, ella nos había despedido en Ezeiza.

      Isabel tomó el micrófono que habían instalado en una roca cerca del avión y nos decía que aplaudiéramos y luego se dirigió a la tripulación diciéndoles:

      -¡Ahora habría que brindar con un buen champán…! -

      Por supuesto que lo trajeron. Los niños estaban con la abuela y yo ocupada en sacar fotos.

     Cuando el motor estuvo montado se hicieron pruebas con gran ruido. Las rocas y el suelo arenoso temblaban y nosotros también. Y allí me desperté…

      Nunca olvidaré ese viaje a Alemania.

 

 

 

  Aquí les dejo la receta  de esta mermelada, algo ácida y dulce, como mi despedida de este y el otro blog.      Es momento de descanso y re...