viernes, 18 de enero de 2008

CARNAVALES DE ANTAÑO

Días de carnaval, preparativos de todo tipo: juegos de agua, el tanque de agua, el barro del arroyo Madariaga , los baldes, la risa, la estrategia, los resbalones, los disfraces, las comparsas, el corso chispeante y bullanguero en varios barrios de la Ciudad. El amor incipiente, la sonrisa dulce y comprensiva de mamá, papá integrándose, las vecinas dando agua y escondiéndonos. Algunas echándonos pues ese no era nuestro territorio sino el de sus hijos, nietos o sobrinos.
Roberto, Marta, Norma, Bruno, Franco, Cholo, Cocceta, yo, ...mi “alumna” de piano, Amelia, Carlos...

Ramos Mejía, Provincia de Buenos Aires.
Las obras del entubamiento del arroyo Madariaga no habían terminado y el desvío del mismo pasaba frente a nuestra casa. Las veredas angostas se continuaban en un metro de tierra a cada lado del arroyo que pasaba por el centro.
A veces caudaloso y limpio otras calmo bajo y con olores no muy agradables, sus aguas discurrían bajo unos puentecitos de madera ubicado en las esquinas y otros más o menos cerca de la puerta de entrada que no siempre coincidían con la acera de enfrente .
Lo fatal era en los días de lluvia, se desbordaba haciendo que todo se volviera barro resbaladizo, el agua enlodada pasaba la primera puerta llegando a los jardines e incluso hasta la puerta de entrada de las casas. Eso hacía que no pudiéramos salir pues la inundación no nos dejaba ver por donde pisábamos. Los más osados lo hacían para ir a trabajar o a comprar lo necesario. Yo, como tantos, decididamente faltaba al colegio, era engorroso tener que lavarse luego de atravesar aquel lodazal.
Lo agradable era en las noches claras, el reflejo de la luna y el croar de las ranas, sus saltos y movimientos. Entonces nos reuníamos en la vereda con temperaturas de entre 29 y 38 grados de calor y hacíamos un estudio de sus movimientos. Algunos recorrían el arroyo varias cuadras (calles) cazando las ranas que luego comíamos fritas en la sartén de alguna madre, pues siempre había una voluntaria que lo hacía con gusto, aunque yo pienso a la distancia que estaban allí para controlar un poco a “sus nenas”. De día observábamos el serpentear de los renacuajos y el color variado de los escuerzos que a veces se inflaban casi hasta reventar. Los varones capturaban alguno y algún padre (je je... el mío entre otros) fue capaz de poner un cigarrillo en su boca. El pobre escuerzo fumaba realmente pero se hinchaba y la piel veteada de su lomo relucía en cada movimiento en tonos ocres, marrones y amarillos.
Al fin el animal quedaba libre dando saltos extraños y mareado por el humo inhalado, se zambullía y salía zigzagueando como un borracho.
Vuelvo a las batallas que se armaban en carnaval. Estaba todo organizado, cubos para el agua, mangueras, tarros medianos, para trasvasar de un fuentón grande o de una pequeña piscina de lona a los baldes de ataque y defensa.
Cada casa tenía en el techo un tanque para el agua que se llenaba por medio de un motor que extraía el agua de los tanques subterráneos. Los techos se comunicaban, así que no era extraño que de arriba cayera un baldazo de agua sin que te lo esperaras mientras repostabas en el patio de casa, esos eran “ataques a traición” porque no era
“legal” hacerlo, pero los muchachos no resistían la tentación.
Todavía no existían los globos de agua, así que la batalla era a jarro, balde y en el caso de algunos chiquillos que se plegaban a la contienda, jarritos inofensivos pero que a ellos les haría parecer que eran grandes contendientes.
Las risas, los resbalones, la estrategia, la alegría primaba en estos juegos de agua que hacían que las veredas se convirtieran en un peligro por lo resbaladizas.
Las madres y tías mayores al colaborar llenando con mangueras, también recibían lo suyo y los padres se atrincheraban en los tanques de agua para evitar que los más listos introdujeran sus baldes en ellos, contaminándolos.
La batalla terminaba cuando los tanques de agua iban a mínimos, entonces todos a ducharse, sin vencidos ni vencedores, para reunirse a tomar mate bajo alguna parra, o bajo las glicinas.
Era tal la excitación después de los juegos que aún hoy no recuerdo que ninguno de los contendientes limpiara semejante estropicio, seguramente eso quedaba a cargo de madres, tías y abuelas sonrientes que por supuesto tenían más tiempo que ahora.
Recuerdos de carnavales de antaño, donde las familias tenían más tiempo, no había internet, la televisión recién llegaba y el frescor de las glorietas propiciaban que al sonido de unos discos de vinilo bailáramos y conversáramos mientras los padres con algún vecino jugaran al truco las madres hablaran de sus cosas, las abuelas tejieran, los niños corretearan, las manos se rozaran, las miradas se cruzaran con intención, el baile propiciara un contacto más aproximado, se formaran amistades más estrechas y duraderas y que algunos terminaran en boda.
En fin, llegan los carnavales de 2008 y esto trajo a mi algunos recuerdos de mis carnavales de los años de 1955...56...57...




15 comentarios:

Ma. Luisa dijo...

Rosamaría, me has hecho recordar mis carnavales. En 1949 conocí al que cinco años más tarde, fuera mi marido padre de mis tres hijos. Muy lindo post. Te mando un abrazo

Anónimo dijo...

De hecho, leyendo estos carnavales, me vino a la memoria imágenes de mi niñez donde tal vez no era la misma situación ni los mismos años, pero sí que el hecho de no haber tantas distracciones como ahora hacía que las familias fuesen precisamente esto: familias.

Mi abuela tejiendo cansinamente, mis tias charlando, el calor, los sonidos... En fin!! Cuántos recuerdos en un momento.

Xesca

RENATA dijo...

muy lindo tu blog!, gracias por visitar el mio.
saludos!!!.

El Navegante dijo...

Querida Rosa María:
Siempre discrepo con quienes afirman que solo hay mirar hacia adelante.
Tal vez recordar cosdas triste no sea positivo para el alma, pero dichosa tú, que con tanto luho¿jo de detalels, tienenindemnes tantos y hermososo recuerdos aklgadis de ua dulce nostalgia, dem loq eu tal ve< fue para muchos, una de las etapa sma´s hermosas d ela vida.
Con sana inocencia, sin smog, ni extremismos, y una gran comunicaicón entr als gentes.
Te dejo un beso enorme lleno de nostalgias, y te inivito a conocer un tabalo muy especial qeu armé en el barco, apa !!!

El Navegante dijo...

Disculpa Rosa María, no me agrada ser cargoso, pero si ese hermoso coemntario que desde ya te agradezco, lo has dejaado en el último post que tienes visible, clickea en la parte superior del Explorer o del navegador que estés usando,en REFRESH o ACTUALIZAR, a ver si te aparece EL CANTE JONDO DE UNA VIDA,que es allí donde está el tablao, al que hacía referencia.
Ese es el último psot editado.
Salvo que lo hayas visto y no lo comentaras, enga, que estás en todo tu derecho desde ya.
Un besazo

Ed Mahony dijo...

Gracias por tu punto de vista en my blog (Creativethinkjuice).
Me gusta tu blog (pero mi espanol no es muy bueno!).
Saludos, Eamon

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Siempre carecí del valor necesario para disfrazarme pero con todo me gusta el carnaval mucho. Esa locura que altera tantas convenciones como si todos los pactos desaparecieran.

Gracias por compartirnos unos recuerdos de tu pasado tan bien narrados que me crearon unas imágenes muy certeras (creo).


Y gracias por los comentarios en mi blog y permitirme así poder conocer tu espacio que me gusta bastante. De hecho, cuando tenga tiempo te enlazo introduciendo tu dirección en el "bosque de enlaces" que tengo en La tierra de los árboles.

--

Saludos.

Anónimo dijo...

Rosamaría que lindo recuerdo el de los carnavales que pena que ahora no sea asi ,que forma más sana de divertirse aquella,gracias por recordarmelo.

RosaMaría dijo...

Si... eran lindos tiempos, armábamos unos bailes en la calle, donde todos los vecinos participagan. No se sabe de dónde salían unos vasos y nos lo pasábamos en grande...
OOOHHH!! No seríamos precursores del botellón?
Besos y hasta la vuelta.

Francisco Pereira dijo...

QUe hermoso es poder recordar. Hay quenes no les gusta ver hacia atrás, pero creo que son los pilares del presente. No es que en otras épocas las cosas eran mejores, sólo que eramos otros.
Que hermosos los carnavales de antaño!!

RosaMaría dijo...

MA.LUISA,XESCA,RENATA,NAVEGANTE,EAMON, GOATHEMALA:
Voy contestando tarde a sus comentarios, pero no quería dejar de hacerlo aún agrupándolos así:
Todo es para darles un enorme abrazo lleno de energía y cariño.
Gracias a todos.

CATI COBAS dijo...

Hola, Rosamaría: me encantó leerte en tu blog. Un saludo cariñoso de Cati

RosaMaría dijo...

Gracias Cati... qué causalidad o casualidad... estamos viendo tu blog con Mirian. Besos

Anónimo dijo...

Que hermoso sin duda tus carnavales han sido bellos,a medida que los años pasan se han perdido gratos momentos de familia,hay cambios que quizas no han sido tan buenos,estos por ejemplo,disfrutar en familia,dificil hoy en día

SAFIRO dijo...

Ramos Mejía-Prov. de Buenos Aires?
Allí exactamente nací, en la clínica del Dr. Goñi.
Hice la escuela secundaria en la calle French y me reunía con mis compañeros en un bar sobre Av. Rivadavia y Av. de Mayo, los fines de semana al cine Belgrano.
Bailar en Pinar de Rocha, José Hernández...carnavales en Vélez Sársfield...

Preciosa Ciudad!! y hermosos recuerdos!!


BESOS!

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