domingo, 2 de noviembre de 2008

EL CABALLERO DE LAS BOTAS AZULES (inspirado en el maravilloso cuento de Rosalía de Castro del mismo nombre)

Llegó a la pequeña ciudad de Sinfonía una calurosa tarde del primer día de Agosto.
Las damas del lugar reunidas en la plaza de Do Mayor paseaban bajo los antiguos soportales luciendo peinados y vestidos acordes con las últimas tendencias de París o Londres. Sus niños magníficamente ataviados tenían modales tan rebuscados como los de sus madres que se encargaban de reforzarlos con miradas aprobatorias o no.
Los hombres sufrían bajo las camisas y chaquetas los efectos de las altas temperaturas secando el sudor de sus frentes con blanquísimos pañuelos sin intervenir en las recriminaciones maternas.
Los jóvenes y las muchachas sopesaban por el atuendo, actitud y gasto en las mesas que ocupaban ante sorbetes, helados o refrescos, el nivel económico de cada quien.
Pero desde que había llegado ese caballero de las extrañas botas, el ritmo de la ciudad había cambiado, ya no era la ciudad armoniosa de siempre.
Las muchachas se esmeraban en competir con tocados y joyas para seducir a ese apuesto joven que se alojaba en la fastuosa mansión, desocupada hasta entonces.
El duque - al fin se supo que lo era - llegó a la plaza caminando sobre sus relucientes botas, luciendo su estampa atildada pero sin afectación, saludando a diestra y siniestra con gran sonrisa. Él sabía que saludaba a la parte buena y mala de cada uno, por eso inclinaba dos veces la cabeza a la derecha y una a la izquierda.
Al instalarse en la mesa pidió agua tibia entregando un pergamino enrollado al lacayo que siempre lo acompañaba.
En la plaza de Do Mayor se hizo un profundo silencio al ver que el criado lo desplegaba y se disponía a leer.
Al entonar las palabras su voz fue brillante:

El que quiera concurrir
el día treinta a la mansión
a las diez debe asistir,
con suma puntualidad…

Un crescendo de agudos femeninos fue apagado por los golpes rítmicos que el Duque daba con el vaso en la mesa. Se hizo silencio y el criado prosiguió:

Puesto que habrá colación
se les ruega anticipar
cuántos han de concurrir
a esta inauguración.
Para ello una tarjeta
con su nombre entregarán
para ponerla en la mesa
que el Duque designará.

Entonces se escucharon diversas expresiones: brillantes, con misterio, con dolore, capriccioso, maestoso, flebile, patético, pomposo, con fuoco… Voces femeninas y masculinas, jóvenes y mayores, todos al unísono, fuerte o suave, moderato o alegre, vivace o andante, en acordes disminuídos o aumentados, modulando tonalidades que formaban un todo enarmónico.
Los cristales de negocios y casas acompañaban con trémolos y trinos ese fraseo incesante. Tal era la intensidad de los comentarios que nadie advirtió que el caballero de las botas azules se retiraba prestísimo de la plaza que lentamente fue quedando vacía.
Al día siguiente gran parte de los vecinos de Sinfonía acudieron al banco, otros al prestamista. Varios fueron a vender algunas pertenencias, todos para estar a la altura de tan importante invitación. Las mujeres no hablaban más que de lo que se pondrían, preocupándose muchísimo por el atuendo de las hijas casaderas. Las más adineradas viajaron a París o Londres a comprar telas y accesorios. (Danny Speas-1999)
En tanto, unos hombres consultaban a zapateros especializados a fin de conseguir unas botas iguales o por lo menos parecidas a las del duque, otros fueron con sus mujeres a Alemania y algunos viajaron a Italia por el original calzado. Fue inútil, ninguno pudo saber de qué material eran y como lograr ese color tan especial.
Hubo quien se coló en la mansión para averiguarlo, aunque no pudo llegar hasta el armario que guardaba el preciado secreto. Contaba, eso sí, que el lugar era de ensueño; las habitaciones tenían las paredes tapizadas de blanco con arabescos en rojo y oro. Los sillones y elementos eran rojos con detalles invertidos que hacían un efecto impactante.
Dijo que el jardín era inmenso con frescas glorietas donde se enredaban rosas de todo tipo, olor y color. Había además un gran lago artificial que se atravesaba por un puente cubierto de glicinas en flor que perfumaban el lugar.
Ese quien - panadero de Sinfonía - narró todo ello con lujo de detalles a los que estaban interesados no sin antes recibir una cierta cantidad “por su riesgosa osadía”. Una vez saciada la curiosidad y llena la caja convino con su mujer y sus hijas que emplearían lo ganado en renovar el local, la maquinaria y por ende los productos de su panadería.
La pequeña ciudad era todo preparativo, las modistas estaban atareadísimas, las señoras malhumoradas por los retrasos, los zapateros nunca habían hecho tantos pares de botas y de formas tan variadas, las peluqueras se afanaban transpirando al calor de planchas y planchitas para pelo en diversas pruebas de peinados y maquillajes. Así todos los negocios del lugar vieron un gran incremento en las ventas que supieron aprovechar muy bien.
Llegó el día treinta y en Sinfonía todos los habitantes del pueblo que se veían acicalados, emperifollados, enjoyados y calzados a la última acudieron puntuales a la mansión.
Cada uno ocupó la mesa con su nombre. Estas eran rojas como las sillas y la vajilla blanca tenía filetes de oro. Estaban ubicadas bajo una enormes stores de seda blanca que unidos en una alta punta formaban un pararrayos fosforescente. El piso del mismo color estaba unido a los laterales de la tela completando el decorado que los aislaba totalmente del exterior.
Todos elogiaron el detalle, por si hacía mal tiempo.
No se oía ningún ruido. Cuando todos estuvieron ubicados, sonó una hermosa música acorde al nombre de la ciudad. Enseguida se encendieron las luces hasta deslumbrar. Los convidados estaban expectantes y mudos. Entonces apareció el criado anunciando que el caballero de las botas azules había tenido un inconveniente y que se retrasaría un poco por lo que les rogaba lo disculparan. La gente asintió sin hablar.
Cuando había pasado otra hora algunos empezaron a quejarse suavemente por la descortesía del Duque. Las madres y las hijas pedían silencio a sus respectivos maridos y padres y contenían las ganas de probar los exquisitos manjares y bebidas que había sobre las mesas.
Pasó una hora más cuando el criado anunció a su señor que apareció sencillamente vestido con una gran caja en las manos. Venía sin calzar. Saludó sonriendo. La gente desconcertada no atinó siquiera a contestar. Con breves palabras agradeció su presencia y los invitó a comenzar con el festejo.
Las delicias atraían a todos pues había platos nunca vistos. Mientras tanto el duque abrió la caja extrayendo de ella las curiosas botas azules, las mostró a los concurrentes que las miraban maravillados pues brillaban más que nunca. Pasaba entre ellos sosteniéndolas en alto.
Cuando concluyó de mostrarlas las soltó y ante el asombro de todos, las botas revolotearon de mesa en mesa, evitando ser tocadas por los más ávidos. Luego comenzaron a elevarse lentamente hacia la parte más alta del curioso salón, hacia el pararrayos tan fosforescente como las propias botas.
Las cabezas hicieron lo mismo. La sinfonía que antes escuchaban se hacía cada vez más suave.
Estaban tan embelesados mirando las maravillosas botas brillando en lo alto, que no sintieron como la carpa se elevaba hacia el infinito llevándolos lejos de la ciudad de Sinfonía.

26 comentarios:

Doncel dijo...

Rosamaría:
Precioso el relato del caballero de las botas azules, que además de hacer soñar y activar la economía de los negocios de Sinfonía, nos hace soñar con tan bellos lugares.

Gracias atí,por compartir tus creaciones.
Besos desde esta colina de sueños.
Antonio

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Me alegro muchísimo del regreso, Rosa María. Un fuerte saludo a usted y a su hija. Esos higos que vieron son los de la higuera de mi padre.

Fabuloso el cuento, recordaba ya muy borroso el cuento de Rosalía. Me gusta su prosa y repito, me alegra mucho su regreso.

Saludos.

Franziska dijo...

No conozco el cuento. De Rosalía de Castro sólo he leído poesías.

Has hecho una narración muy interesante pero que me deja intrigada. ¿A dónde se los lleva?
Los ha seducido con algo material y mágico a la vez. Todos los invitados tenían expectativas un tanto vanas. Bueno, ya nos dirás.

Me alegro de tu retorno.

RosaMaría dijo...

DONCEL: Gracias por tu comentario, quise resaltar lo inteligente de los comerciantes que se quedaron.Fue sutil pero lo captaste muy bien. Besote

GOATHEMALA:Mmmmm.. me encantaban los higos confitados que hacía mi abuela también de su propia higuera. Perdí la receta, la tendrás?
Gracias por tus comentarios. Un abrazo.

FRANZISKA: Es fantasioso todo, el final es abierto a la imaginación de cada uno.He querido destacar las falsas espectativas que se hace la gente, lo viste bien. Conseguí el de R. de Castro. Te va a gustar mucho más pues tiene más mensajes que el mío.
Beso grande.

Abedugu dijo...

Mereció la pena la espera pues el cuento es precioso y lleno de imaginación.
Te aplaudo por ello.
Un abrazo

RosaMaría dijo...

ABEDUGU: Me alegra que pasaras unos momentos agradables por aquí. Gracias

rajo de luz dijo...

Hola Rosa María,te doy las gracias por pasar por mi blog y dejar tus comentarios,bienvenida!
No he leído ese cuento, de Rosalía de Castro conozco más que todo canciones de sus poemas ya que es el medio donde me muevo.Me ha gustado mucho este relato. Enhorabuena!otro día con más calma leeré otros de tus post.
No entendí bien lo que medecías referente al horario, tú vives en Coruña yo en Vigo,somos vecinas jejeje.
Un abrazo.

Hada Isol ♥ dijo...

Hola Rosa maría como estás amiga,que lindo relato!que bueno verte escribiendo,soy Isol,me recuerdas?tenía un blog que se llamaba yo ama de casa,que desafío.
Te dejo un fuerte abrazo amiga querida!

Graciela dijo...

Rosa Marìa que preciosidad de relato, sigamos en contacto aunque estè un poco lìada este mes con exàmenes aprecio tu amistad y este lugarcito tuyo , te dejo un beso , amiga querida..

Pilar dijo...

Amigos míos:
Primero los saludo y les agradezco todos los gestos y comentarios para conmigo y con lo que suelo escribir en mi blog.
Lamentablemente he pasado momentos complicados últimamente, lo que ha afectado el tiempo para dedicarles, aunque confieso que muchas veces camino invisible entre sus letras.
Debí cambiar la dirección de mi espacio, así es que aprovecho y se las dejo.
Ya podré retomar el ritmo y pasar por vuestras casas.

http://fragmento-de-tierra.blogspot.com/

Un abrazo gigante
Pilar

RosaMaría dijo...

RAJO DE LUZ: Gracias a tu reloj me di cuenta de que de Argentina a España hay 3 hs de diferencia.Como te comenté en el blog he vuelto a mi país, y ahora me estoy poniendo al día con el blog ya que no tenía internet por causa de la mudanza.Te espero por aquí cuando guste, sigo visitándote. Beso
ISABEL: qué alegría recobrarte y seguiremos en contacto.Gracia por tu comentario y por visitarme.
GRACIELA: muy dulces tus palabras, me encanta ir reencontrándome con las amigas. Gracias. Besote
PILAR: Querida amiga recuperada, vamos a ritmo de cumbia, tango, vals, rock o lo que te guste, pero no te alejes mucho. Espero que estés bien y prometo ir ya a tu nuevo blog. Cuidate, te abraza: rosa

cristal00k dijo...

Bella metáfora Rosamaría.A veces, las cosas inalcanzables nos distraen de la bondad y belleza de lo cotidiano y nos alejan de Sinfonía sin que nos percatemos de ello. Pero el camino es la vida misma.
Gracias por pasarte por mi blog.
Un abrazo.

Unknown dijo...

Hola Rosa María, quede gratamente sorprendido al ver tus comentarios en mi blog, muchas gracias por ello, tómalo como tú casa, puedes entrar cuando quieras, me alegra muchísimo encontrarte por aquí.
El relato muy lindo, con buena moraleja. Espero leer ese de Rosalía, cuando lo publiques.

Un bico.

Rolando Escaró dijo...

que bello relato,es todo un paseo por un lugartan singular,que a veces parece lejano y otras muy proximo

Susana de Argentina dijo...

Hola Rosa María!! el lunes he de postear con las novedades del encuentro bloggero, seguro es en capital, podrás venir? si te interes mandame un mail, o confirmame en le blog! besitos amiga!!

fonsilleda dijo...

Me has trasladado a una época, ciudad y protagonistas de cuento de hadas y los he disfrutado, salvando las distancias que pudiera haber con la historia de Rosalía.
Te ha quedado simpático, muy entretenido y con ese halo de misterio e imaginación necesario, amén de la lógica moraleja.
Imaginativo, colorista y divertido.
Solamente, en algún momento (uno o dos, no más) me ha chocado alguna palabra que a mi entender no le va demasiado al texto, aunque espero que sepas disculpar mi atrevimiento al decírtelo.
En fin que, como te digo, he disfrutado mucho y te lo agradezco.

fonsilleda dijo...

Lo haré encantada de la vida. Trataré de explicar ahora el porqué me atreví a decírtelo.
Verás, conforme iba leyéndote, me trasportabas directamente a una literatura olvidada, aparcada en los recuerdos y, simplemente, alguna palabra me "chocó", quizá por su total actualidad. ¿Entiendes?.
Lo releeré y estaré encantada en decírtelo, aunque, te lo advierto, es posible que una segunda lectura me guste todavía más y olvide lo que antes me chocó.
He sido una atrevida, discúlpame, aunque tienes razón, así se aprende, por lo que espero de tí reciprocidad.
Gracias por comentarme, es un placer verte por mis casas y, no lo dudes, ya te diré.
No te fies demasiado de mí, hace muy poco tiempo que comencé a escribir y nunca asistí a clases o talleres.
Bicos gallegos.

RosaMaría dijo...

CRISTAL: El relato salió sin más, no quise emplear metáforas ni dejar moraleja. En fin mi imaginación voló si más. Gracias por venir. Bienvenida
BALTEAU: El de Rosalía es un cuento largo, tratá de conseguirlo, es muy bueno. Como todo lo que escribió para su época.
DIGLER: Gracias, es verdad, por lo próximo creo que a cierta gente habría que invitarla al convite...
SUSANA: claro que me interesaría ir, notificame lugar y hora a ver si no es muy lejos. Beso y gracias

RosaMaría dijo...

FONSILLEDA: espero tus sugerencias, no quise hacer nada parecido a Rosalía,líbreme el cielo de ello... simplemente me inspiró y escribí

fonsilleda dijo...

Aquí está de nuevo la atrevida y en una segunda lectura (seguro que volveré a hacerlo) tan sólo me ha chirriado un poco la frase "por el riesgo corrido" que no sé por qué me parece demasiado actual y luego la palabra carpa por lo mismo, creo que me gustaría mucho más toldo o entoldado.
Sigo pidiendo disculpas por mi osadía.
Bicos especiales y volveré, no lo dudes.

Barajas, distrito BIC dijo...

Cuanto me alegra ver que en este blog empiezan a flocecer de nuevo las palabras, las bellas palabras.

Un abrazo desde Madrid!!

Susana de Argentina dijo...

podras venir? estas en Bs As? publique lugar y hora de encuentro! cualquier duda...aqui estoy! besitos!

RosaMaría dijo...

FONSILLEDA: Gracias por volver con un comentario tan cariñoso.
SUSANA: Trataré de estar allí.
FONSILLEDA: muy atinada tu observación, traté de reemplazar algunas cosas. Gracias. Besos a todos, hoy reparto, hoy...

Rodrigo Fúster dijo...

Potente!!! tan lleno de detalles, tan descriptivo...cada linea una historia.
Es como volcer a la infancia recordando viejas historias de la abuela... me encanta.

Adi dijo...

Hola Rosa María, como siempre es un placer venir a visitarte y pasar un rato agradable con tus relatos. Este del Caballero de las Botas Azules me ha encantado, precioso...
Te deseo de corazón que pases unas fiestas estupendas con los que quieres y que seas feliz.
Un beso desde Mallorca.

RosaMaría dijo...

DON JUAN DE MARCO: me alegra que te haya gustado. Gracias por tu visita y Felicidades.
INMACULADA: Gracias por tus buenos deseos que retribuyo con mucho cariño. Estuve repasando tus recetas y copié la de los panecillos para fin de año. Un abrazo y gracias por estar por aquí.

  Aquí les dejo la receta  de esta mermelada, algo ácida y dulce, como mi despedida de este y el otro blog.      Es momento de descanso y re...