Salir a la calle se convirtió en un martirio ya que un
sol implacable y un vaho húmedo se
pegaban al cuerpo que unido a la transpiración se transformaba en algo pegajoso
y molesto.
Salí con mi paraguas. Por supuesto que todos me miraban,
nadie usa paraguas en un día a pleno sol. La brisa que entraba por debajo
de él me refrescaba un poco. Era una brisa fuerte pues el paraguas se dio
vuelta varias veces, lo que aumentaba un poco mi tímida vergüenza, lo solucioné
sosteniendo de una de sus puntas.
Fui al cajero del Banco, pues ayer no abrían, pensando
que los cajeros se vacían en estas fiestas y no hay quien reponga por las dudas y aunque mis necesidades no son muchas, saqué
dinero para tener hasta después del primero de año pues el conflicto bancario
se agudizaba y anunciaban huelga para después de Navidad.
Tomar un cortado con jugo de naranja mientras leía el
periódico en mi cafetería favorita era mi plan de la mañana. Lo cumplí con
placer tardando más de lo que acostumbraba ya que allí había aire
acondicionado. Fui al baño a refrescar nuca y brazos, salí con ellos húmedos y
me fui.
Sumergida en un vaho de calor que calculé en 40° emprendí
mi camino hacia la parada del colectivo.
No me detuve en escaparates ya que tenía todo comprado.
Eso sí entré a medio camino a “mirar” en una perfumería esa fue mi:
Primera
parada:
Mi objetivo era recuperar la temperatura corporal a
niveles cercanos a los 35°, la recorrí unos 5 minutos para salir y seguir caminando
y aunque no eran muchas calles calculaba que cada dos entraría a algún comercio
siempre con la idea de refrescarme.
Segunda parada:
Local de electrodomésticos… Impactantes televisores,
lavarropas, cocinas, heladeras… y qué fresco estaba. Comprobé que el aire
acondicionado que había comprado e instalado la semana pasada estaba 200 pesos
más caro. Hice una buena compra en el otro comercio…
Al llegar a la parada del colectivo y como siempre se
retrasan, entré en una de las sucursales de la
perfumería que había recorrido primero, pues hay tres en el centro de
Ramos Mejía, tres de la misma que yo
conozca en un radio limitado. ¿Da para tanto una perfumería? Lo bueno es que da
trabajo a mucho personal, pues tienen bastante.
Tercera parada:
Una empleada me preguntó si podía ayudarme, le contesté
que estaba mirando pues ya había comprado, así que seguí mirando los jabones,
dentífricos, desodorantes, champú, enjuague para el pelo, cremas de todo tipo y
para cualquier tipo de cutis, bronceadores y protectores…marcas y más marcas
conocidas y repetidas, perfumes para bebés,
niños y jóvenes, para mujeres y
hombres. Por supuesto que probé algo de los perfumes que hay a tal efecto.
Seguí por la línea de sombras, rímel, maquillajes, lápices de cejas y labiales,
en fin, fue un interesante recorrido. Las filas para pagar eran largas suerte no
tener que utilizarlas, así que el recorrido por el fresco del local fue
gratificante y sin cargo añadido.
Salí. El colectivo como era de prever no había llegado,
la fila era corta, curiosamente pensé que estaban todos en la perfumería, así
que abrí mi paraguas y estoicamente resistí las miradas, aunque no dudo que a
muchos les gustó la idea y que en días sucesivos alguien la pondría en
práctica, al fin y al cabo en épocas antiguas se usaba la sombrilla. Creo que
trataré de comprar una sombrilla. No, mejor no, ya que mi paraguas al ser
plateado por fuera, rechaza algo más los rayos solares…
En ese momento calculé que harían 40° a la sombra, luego
me enteré que la sensación térmica a las 11 de la mañana era de 45°. Los
pañuelos de papel se empapaban limpiando el sudor que era más abundante en unos
que otros, las caras brillaban, los cuerpos no tenían la prestancia y la parada
de costumbre. Los pies de algunos estaban hinchados, otros los arrastraban,
todos con la ley del mínimo esfuerzo para el cuerpo.
Yo con el equipo de Tai Chi pues antes del recorrido
había ido a clase adoptaba la postura de piernas flexionadas casi sentada en el
aire, eso me ayuda en los colectivos cuando viajo de pie ya que es una postura
relajada . Me imaginé como en una foto y
me reía de mí misma…, pero mis piernas estaban entrenadas y agradecidas.
En la parada hay una empresa de telefonía, cada vez que
entraba y salía alguien, un frescor que venía de adentro daba un poco de
alivio. Llegaba el colectivo. Subimos y ¡maravilla! Éste venía vacío, la máquina de cobrar todavía no
había actualizado el aumento, el colectivero sonreía y cada uno nos
desparramamos en un asiento. Ventanillas abiertas por las que entraba un aire
tórrido pero que igual se agradecía.
Llegué a destino:
Mi casa… Bendito aire acondicionado… regulado solo a 26
paliaba con mucho los 50° de sensación térmica de los que me enteré más tarde
por los comentarios, ya que no soy de obsesionarme pues cuánto uno más piensa
en la temperatura peor es. Pero lo de ayer nunca se vivió en Buenos Aires y
alrededores.
Y llegó la Noche Buena… La sensación se incrementaba, la
humedad también, todo eso estimulado por comida, calorías, mezclas de hidratos,
proteínas, dulces, un todo en lo que fui bastante prudente. No hubo bebidas
alcohólicas, tampoco muchas gaseosas, jugos, hierbas serranas con agua y una
ensalada de frutas que fue bien acogida y disfrutada por todos.
Brindis, besos, alegría, intercambio de regalos, todo
disfrutado por chicos y grandes, algunos se retiraron tipo 1 de la madrugada ya
que el cielo cada vez se cubría más…
Y al fin llegó la tormenta, que digo… ¡el tormentón! Viento y lluvia arreciaban y la temperatura
cayendo de golpe a 30°, en media hora a 21 y hoy amanecida a las 9 siguen los
21. La casa está abierta de par en par, tratando de que todo se refresque
naturalmente.
Sigue nublado. De a ratos caen algunas gotas, son las 11
nuevamente.
A 48 horas del calor sofocante la temperatura bajó de 50°
a 12°.
¡Qué maravilla el cuerpo humano ¡ ¡Cómo resiste estos
cambios super bruscos!
Dentro de un ratito nos reunimos para compartir la
Navidad.
Quiero compartir también con vosotros.
No sé cuándo podré poner este relato en
mi blog pues desde el viernes 21 que no hay internet en esta zona, aunque siempre es más fácil de solucionar que
estar completamente sin luz y sin agua como en algunos barrios en los que todavía
no se solucionó este problema.
Por ello hay en algunas esquinas, cacerolazos y corte que complica más el tránsito. En fin...
Imaginen el caos para las familias con este calor,
comidas, bebidas y medicamentos sin
heladera, sin agua para beber, ducharse, baños, ascensores y todo lo que esa falta implica…
En este caso el ciber es una solución rápida para mí, así
que:
Ha llegado el momento de saludarlos y desearles FELIZ AÑO NUEVO 2013
Sepan que los incluyo en mis brindis y bendiciones.
¡¡SEAN FELICES!!
3 comentarios:
que paseo anecdòtico jajaj!
Hola amigo... Te fuiste atrás a leer. Sí que lo fue, un beso.
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