martes, 6 de enero de 2015

LOS REYES QUE NO LLEGAN



Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.
Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.


MIGUEL HERNANDEZ

4 comentarios:

Franziska dijo...

Dentro de la poesía que Miguel Hernández nos legó, -hay que reconocer que dejó escritas obras maravillosas e inolvidables-, ésta es, precisamente, una de las más conmovedoras y que refleja el ambiente de "pobreza" de la mayor parte de los pueblos y aldeas de España. Los juguetes eran cosa de ricos pero los niños de los pueblos los veían y esta sensación queda como un desgarro en el alma del poeta y sino fue una experiencia personal sí supo verlo en su entorno. Gracias por compartirlo.

Un abrazo. Franziska

RosaMaría dijo...

Es uno de los que admiro precisamente por lo que pones. No llego a imaginar en totalidad las privaciones de antaño en ésa. Un beso grandote y gracias por pasarte.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

En muchas partes del mundo aún siguen en las mismas, los reyes nunca llegan.

Feliz año 2.015, un abrazo.

TORO SALVAJE dijo...

Ay que pena....

Besos.

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