El frío invita a meterse hacia dentro, tanto en la casa como en los sentimientos. Comer y dormir. No por nada los osos se retraen y descansan. Tal vez los osos menores sigan juguetones pero los mayores tenemos esa pereza extraña en el cuerpo y el corazón. Pienso: Hay que moverse, pero solo se mueven los ojos en lecturas amables o policiales que mueven un poco el sentimiento. El color del invierno en estos momentos es muy gris, el clima desapacible y en el silencio solo se escucha el silbido del viento por alguna puerta mal cerrada o una ventana entreabierta para que no todo sea calor dentro de la casa que aunque haga frío, necesita ventilación. Me acompaña La hechicera de Asturia, de la escritora argentina Gloria V. Casañas. Interesante libro que atrapa, aunque al final se hace romántico, pero aún así, me gustó mucho. También leí una novela policial de Jonathan Santlofer, extraña, no una maravilla pero interesante. La que sí me atrapó fue La paciente silenciosa de Alex Michaelides. No leo libros recomendados, simplemente paso por mi librería favorita y compro el que me atrapa por el tìtulo y lo que leo en las solapas. Soy lectora atípica porque vuelvo siempre a mis libros técnicos de autoconciencia por el movimiento o lenguaje corporal o de terapias chinas terapeúticas. También amenizan los momentos recetarios de cocina que pocas veces hago, y que, aún por poco no deja de ser sabroso Me fui por los libros que no por las ramas y eso me alejó un poco del invierno y su silencio. Mis pensamientos vuelan porque además es el día del niño por aquí así que muchos recuerdos vienen a mi mente, toda una mezcla de sentimientos que hacen que el cerebro funcione y no se estanque, cosa que induce a que les desee un feliz día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario