miércoles, 13 de mayo de 2009

UN MÁGICO AMANECER

-¡Qué hermoso amanecer querida amiga, lástima que lo estropean esos que pasan por debajo de nuestra ventana peleando como perro y gato! - Pensó Gustavo sin mirar a Zulma
-Creo que se llevan peor que eso - contestó ella, adivinando lo que su amigo pensaba y sin ánimo para emitir sonido a esa hora de la mañana.
- Aún tenemos un rato más para estar juntos y admirar esa hermosa luna llena que se va poniendo tras los edificios – se decía él
- Es un disfrute estar así en tu compañía, me llena de serenidad, eres un encanto - elucubraba ella mimosa.
- No me gusta quedarme mucho tiempo quieto, pero es muy agradable disfrutar a tu lado, así, en silencio – pensaba Gustavo sin mirarla
Ella entendía muy bien lo que quería decir.
Todo era quietud.
El momento era maravilloso, de ellos y nada más.
Ninguno de los dos emitía sonido, solo se oía su respiración.
La hora mágica del amanecer los envolvía, se quedaron inmóviles.
No se tocaban, pero su postura en una rara simbiosis era la misma.
Se quedaron así por un largo rato, mirando esa quietud que los contagiaba de una gran placidez que los dos parecían disfrutar.
Ninguno hizo ademán de moverse, sabían que el otro estaba atento.
No querían romper ese momento donde flotaba entre los dos el cariño que se profesaban.
Las primeras horas de la mañana trajeron algo de niebla antes de que la luna se escondiera totalmente.
Un rayo de luz los iluminó de pronto.
Ninguno se inmutó, todavía vivían la magia de ese instante compartido.
Zulma pensaba – Qué lástima que ya se levantaron…
Mientras Gustavo se decía – Siempre nos interrumpen en nuestros momentos de solaz, ¡qué pesados!
En la calle, la pareja seguía peleando como perro y gato.
Ellos la miraban con pena y sabiduría.
La niebla iba dejando lentamente paso al sol.
Gustavo y Zulma siguieron así un rato más.





Foto de Gus y Sula, izquierda y derecha respectivamente, cedida por Pedro. http://enserioenbromayenlacocina.blogspot.com/

viernes, 8 de mayo de 2009

EL FLUÍDO VITAL DE LA VIDA - Redundancia aparte

El autobús recorría la autovía. Subí a él en una arteria de la ciudad.
Cuando llegó a la rotonda de circunvalación con los diversos cruces y desvíos, estos me parecieron las venas del paisaje.
A ambos lados el intercambio gaseoso estaba asegurado: los árboles semejaban capilares y espacios aéreos alveolares, de su tronco fuerte cual tráquea invertida, los bronquios y bronquiolos trataban de neutralizar en cierta forma, lo nocivo de la emisión de gases.
Por las alcantarillas los desechos iban hacia la misma tierra, al interior. No eran expulsados, desde allí volvería en diversas formas a incorporarse al entramado del paisaje.
El cielo azul, nítido y el sol del mediodía, resaltaban los colores de los coches. Había eritrocitos, leucocitos, basófilos, eosinófilos y monositos...
En ciertos lugares se formaban plaquetas, que obstaculizaban la circulación normal. Las paradas y desvíos semejaban colectores linfáticos. ¡Qué caos habría si no hubiera ese elemento de limpieza, sería como circular sin posibilidad de salida!.
Mi corazón bombeaba rítmicamente. Me sentía como una gota de sangre dentro de una vena, una célula entre otras células, inspiré profundamente mirando a mi alrededor.
Había células de diversa forma, unas viejas, otras jóvenes, la más activa conducía. Algunas con más mitocondrias, otras con menos hemoglobina y otras con exceso de bilirrubina.
Al detenerse el monositobus, subieron dos células jóvenes, adherida a ellas, dos pequeñitas. Mientras mis neurotransmisores enviaban señales para incorporarme y descender en el ganglio siguiente, miré las células recién nacidas y poniendo en acción el zigomático y el risorio, pensé que el fluido vital de la vida estaba asegurado.

miércoles, 29 de abril de 2009

LAS LETRAS URUGUAYAS ESTÁN DE DUELO

Vaya mi homenaje a IDEA VILARIÑO, poeta y crítica relevante de nuestro vecino país.

He puesto una poesía de ella en el otro blog pues por este salía mal puntuada, ruego que me disculpen.

A nuestro amigos poetas, escritores y amantes de la buena letra mis condolencias.

martes, 28 de abril de 2009

A PEDIDO DE FRANZISKA (Que me dedicó una hermosa poesía)

PREGUNTAS A LAS MUSAS Y A LA HUMANIDAD

¿Dónde están las musas estos días?
¿Acaso espantadas por tanto horror
se han recogido a llorar en un rincón?
¿Para el fin que han venido
en inmortal silencio nos convocan,
acaso sin hallarnos?
¿Es que la sinrazón del hombre
sus dones y sus fuentes han diezmado?
Kleió, Euterpe, Melpómene, Thalia..
Terpsícore, Caliope, Erató, Urania, Polymnia....
¿Estáis allí?
¿Podéis oirme?
¿Podéis venir a rescatar tanta locura?
¿Queréis esparcir por doquier vuestras virtudes?
¿Acaso evaluáis a todos los mortales por igual
propiciando un destino sin futuro, general?
¿Bajaréis a iluminarnos con vuestras gracias, todas?
¿Del egoísmo más brutal podremos desprendernos?

¿Podéis vosotros responder?
Hombres, mujeres, políticos, músicos,
pintores y poetas,
comediantes, científicos, artistas...
¡Responded Humanos!
!Todos!
¡Despiadados seres que, sin pena,
destruís este planeta sin pensar!

jueves, 23 de abril de 2009

- EN EL DÍA DEL LIBRO -

NUESTRO LIBRO:
La elaboración del libro propiamente dicho lleva más o menos 55 pasos importantes que he resumido en unos pocos.
La historia comenzó cuando nuestro grupo de amigos elucubró la idea de juntar nuestras poesías y hacerlo.
Por supuesto que la que hizo el mayor trabajo fue Pilar, gran artesana, prolija y minuciosa a quien algunos ayudamos un poco, aunque nuestra tarea fue menor comparada con el esfuerzo que ella invirtió en dar vida a:

P O L I E D R O
Aquí maquetando, como verán nosotros en la foto de atrás...

Dividiendo el trabajo maquetado

Doblar y plegar para pasar luego la plegadora

De incógnito: Ayuda de doblaje

Midiendo los cortes del lomo
Corte del lomo


Colocado en bastidor para coserlo


Batiendo contra las cuerdas después de cosido, tanto cerrado como abierto

Encolando lomos
Pegando papel Kraft

Después de preparar y medir cartones, encolando los mismos
Ya cortado, forrado y pegado: redondeo del lomo


Montando el libro


Colocado del forro
Terminando


Forrando con plástico

14 Autores,
14 Amigos,
14 personalidades diferentes y un mismo amor:

EL LIBRO


Los dos libros realizados por Pilar.

Dos libros que fueron más de 50 en total.

El POLIEDRO tan original fue idea de todos, al igual que el nombre elegido para el libro.

Lo realizó el hijo de uno de los 14 escritores, Pedrosa, a quien felicito por el diseño.


Finalmente se pudo realizar en una Editorial y quedó como ven aquí, muy vistoso y original.

Como corolario, ha llegado a mis manos desde La Coruña justo hace unos días.


Agradezco a mis 13 amigos entrañables el habérmelo hecho llegar y además el ocuparse con tanto amor de todo.

domingo, 12 de abril de 2009

PERROS VAGABUNDOS

La lluvia y el viento son intensos. Los caminos del parque están casi desiertos, los bancos solitarios.
Delante de mí un hombre sube la cuesta con dificultad. Su aspecto es oscuro. Su ropa, su mano izquierda y su paraguas siguen una línea sin interrupción. Parece mayor. ¿Cómo será ese rostro? Lo imagino dulce y arrugado por el paso del tiempo.
El viento me empuja hacia atrás, me retiene. Desacelero el paso pues la cuesta es bastante pronunciada. Las intensas ráfagas mueven mi paraguas que oscila como un trompo invertido a punto de detenerse. Mientras me afirmo observo varios perros que pasan a mi lado; el último, desafiante y fuerte, mira mi paraguas con gesto amenazador. Su pelo liso y negro brilla como sus ojos fieros.
- Quieto.... no pasa nada...- digo - Me mira recio. Le sostengo la mirada, esbozo una sonrisa sin mostrar los dientes. Gira y sigue hacia arriba. Cada tanto se vuelve y nuestras miradas se enganchan, al fin se mete entre los árboles y desaparece...
Ya no llueve. Sacudo y ajusto el paraguas, las varillas están torcidas, lo fuerzo un poco. Los árboles del parque dejan caer sus gotas sobre mí. Ráfagas de viento los sacuden sin piedad. También retrasan mi avance. Tendría que volver, no siento el paisaje igual que siempre. Entre los setos diviso los perros que siguen trotando hacia su destino.
El viento azuza al viejo que delante de mí camina con paso vacilante. Cabeza y hombros bajo el negro hongo mojado. Parece agobiado. Después de una leve indecisión, se sienta. Paraguas, mano, persona y banco en completa unión. Su aspecto introvertido me conmueve. Algo despierta mi curiosidad, no sé que es. Llego al banco y en un arranque de solidaridad me siento a su lado. No veo su cara, su paraguas está ladeado. Mientras acomodo las varillas del mío hay gran agitación en lo arbustos. Oigo gruñidos amenazantes.
Es entonces cuando observo inquieta a mi vecino quien en ese momento descorre el negro telón que lo cubría. Veo su rostro. Es un rostro crispado. Ojos abiertos, vidriosos, fieros. En su mano derecha un revólver. Instintivamente me pongo de pie y retrocedo. Grita con voz amenazante, ronca, dura:
- ¡Quieta! - ¡El dinero! - ¡El bolso!
Un feroz gruñido me sobresalta tanto como su gesto y el arma. Desde atrás de los arbustos una cabeza brillante y negra se acerca veloz. Los blancos dientes en actitud de ataque. El negro cuerpo se precipita hacia el hombre del paraguas, que gira su arma hacia él. Un...
- ¡¡Noo!! - profundo sale de mi garganta, al tiempo que tiro el paraguas a la cabeza del rufián. El perro es rápido y la sorpresa hace que el arma caiga mientras se dispara. Giro sin mirar y corro, corro barranca abajo.
El viento me empuja haciendo más fácil el descenso. No miro atrás. Los ruidos se mezclan. Viento. Ladridos. Gritos. Aullidos. Salgo del parque. Cruzo la calle y entro rápido en la cafetería. Llamo a la policía desde mi teléfono. Mi respiración agitada no me permite hablar coherentemente. Describo la situación como puedo. El camarero solícito me quita el móvil de las manos y continúa explicando:
- Ella está bien... - Siii… Cafetería Plaza...
Llueve en la calle y en mis ojos. Espero con un sollozo sin sonido.
- En la calle Industrial… Frente al Parque Santa Margarita -
Un grupo de perros vagabundos sale del parque.
Le digo quedo al camarero
- El perro negro no está -

El camarero informa al policía:

- Dice que mató a su perro -
Yo lo recuerdo:
Negro.
Fiero.
Amigo.

Deseo que no esté muerto.

El viento arrecia.
La tarde llora.
Yo también.

jueves, 2 de abril de 2009

LLUEVE SOBRE BUENOS AIRES

Llueve sobre Buenos Aires en este día…

Alfonsín,
Malvinas,
tristeza en momentos duros.
Recuerdos de valor y sacrificio
de muerte, congoja,
esperanzas y utopía.

Un homenaje es poco
Que ensalce conductas
hechos, resultados.
Todo está a la vista
no se resume esto
en una simple homilía
en una triste poesía

Llueve sobre Buenos Aires en este día…

Jueves, 2 de abril de 2009

martes, 31 de marzo de 2009

DIVERTIMENTO

FRUTO EN SAZÓN

¡Silencio señor!, señalo.
Sienta este sentimiento
sonando como un sismo:
¡Sístole del corazón!

¡Esto no es solfa señor!
Sobe el saludable seno.
Sonoro sonido suena;
¡Yo solo bailo a su son!

Sustento así sutilmente,
este suplicio mío.
Siembre señor la sabana;
¡Suyo es el fruto en sazón!

miércoles, 18 de marzo de 2009

OJOS DE MIEL

A medida que iba cayendo la tarde, las sombras de la lejana arboleda eran como un oasis que invitaba a refugiarse del intenso sol estival. Mis sentidos imaginaban el frescor y el aroma de las distintas especies del bosque.
Sabía lo que pasaría al caer las sombras. La pequeña llegaría corriendo, casi aladamente a nuestra aldea y como todos los días, regresaría al bosque antes de que amaneciera. Pregunté el porqué del ritual de esa niña que vivía entre los árboles. Los indígenas, con su piel curtida, casi cuarteada de soles me contaron con ademanes expresivos que bajaba para atender a los niños y que antes del alba regresaba al bosque.
Los enfermos, gracias a ella, recobraban poco a poco la salud y los más graves morían beatíficamente, reconfortados por las caricias y palabras de la pequeña, como si ello garantizara su pasaporte a otra vida, a otros mundos, sin penurias ni necesidades.Yo sentía curiosidad. Los nativos no contestaban a mis preguntas, solo la esperaban cuando caía la tarde, al llegar las sombras.
Ella bebía únicamente miel. Su pelo y sus ojos eran de ese color, la llamaban Ojos de Miel.
Sus piernas y sus brazos eran tan finos y delicados, que no concordaban con la energía de su tarea, de su recorrido diario, rápido, misterioso. Sus pies casi no tocaban la tierra yendo de una choza a la otra, chozas de barro y paja, redondas, con ventanas en ambos lados y una entrada sin puerta, abiertas a una anhelada brisa que no llegaba.
La tierra, cuarteada por los intensos rayos del sol hacía que mis pies ardieran. Yo esperaba ansiosamente la lluvia. Esa noche era imposible dormir. Mi cabeza y mis sienes martilleantes anticipaban en gotas saladas lo que pronto llegaría. Al comenzar la lluvia, sentí un intenso olor que subía desde la tierra, un vaho infernal lo envolvía todo. De golpe una cortina brillante, torrencial, caía sin interrupción hacia la tierra. Agradecíamos bailando y riendo el bienhechor elemento.
La niña no interrumpió su tarea. Sus frágiles piernas apenas despegaban del lodo marrón rojizo del suelo. Miraba el cielo con preocupación, como controlando tiempos.
Emprendió el regreso trabajosamente; me pregunté si se habría contagiado algún mal, o si tal vez la mojadura habría afectado su salud. Sus cabellos y sus brazos chorreaban agua. Observé mis zapatos: parecían moldeados por un mal alfarero, patinaban en el resbaladizo suelo, mi camisa y mis pantalones se pegaban al cuerpo como un guante inundado.
La lluvia garantizaba alimento para la población indígena. Ahora la plantación renacería. Almacenaron suficiente agua hasta la próxima lluvia. Súbitamente la oscuridad dio paso al sol de la mañana, sin transición.
Divisé a la niña. Aún le faltaba un buen trecho hasta la arboleda.
Al caer la tarde no llegó. Los nativos lo asumieron normalmente, yo decidí ir hasta el bosque. Metros antes de la verde y refrescante espesura, ví algo brillante. Era la pequeña. Sus piernas y sus brazos cubiertos con el barro rojizo ya reseco, pegado a la tierra. Sus cabellos enmarañados, apenas tenían destellos color miel. Mi corazón estrujado de pena latía apresuradamente. Entonces ví sus pequeñas y frágiles alas doradas calcinadas por el fuerte sol. Mientras despegaba la terrosa cerámica de su cuerpo, un leve astillarse me alfileteaba el corazón. La levanté en mis brazos. La llevé a la aldea. En un extraño ritual, los indígenas la limpiaron y en un lecho de flores la dejaron en el bosque. Cuando acabó la ceremonia solo dijeron:
“Al caer la tarde, con las sombras del anochecer, llegará otra niña con pelos y ojos color miel,,”

sábado, 7 de marzo de 2009

DICHOSOS VIRUS

Sí, están contentos porque mi ordenador se ve que es sabrosón.
Perdonen que suspenda unos días (espero que pocos) hasta que el técnico les diga que ya comieron bastante y se tienen que dejar de fastidiar.
Espero no perder nada de mis archivos y solo sea una picazón de verano.
Abrazos y hasta pronto.

lunes, 2 de marzo de 2009

LAS HORAS VIVIDAS

¿Puede una película ser el detonante que haga emerger momentos importantes de nuestra vida?
Al salir del cine recordé mi cuarenta cumpleaños, ascendiendo al Cerro Otto en Bariloche. Eran las seis de la mañana. Seguí mis estudios de mayor.. Mis compañeros de estudio mucho más jóvenes dormían y yo, afuera, bajo ese cielo, mirando la luna despedirse de las estrellas y sintiendo el frío del deshielo en la cara.
Estaba emocionada ante el espectáculo, y curiosamente no me sentía sola.Mientras el sol empezaba a iluminar mi día, hablé con el corazón a mis hijos: “Estoy aquí, pero estoy con ustedes, no necesitamos estar juntos para estar juntos…”
Mis ojos se unían al deshielo, porque el amor se desbordaba en ellos. Suavemente, entré y me acosté en silencio. Al rato se encendió la luz y las voces somnolientas de mis amigos, empezaron a cantar el cumpleaños feliz. Hubo torta y ya bebiendo el chocolate caliente mi niña afloraba al sentirme querida, mimada.
El profesor nos recordó que teníamos tarea.
¡Nuestro último examen!: Vida en la Naturaleza.. Seguir escalando el Cerro
- ¡Vamos Nona! - Me decían los veinteañeros en el ascenso a la cima.
Fue arduo, especialmente el descenso, pero mi fuerza de voluntad y mi tesón estaban allí. Lógico que sin la fortaleza física no lo hubiera conseguido. Pero mi empeño en vencer los obstáculos se impuso ante las dificultades. Salvo dos chicas que no pudieron cumplir las consignas, todos aprobamos.
Al final de la cena hubo cantos y un hermoso ramo de flores. ¡Me encantan las flores! Coloridas, con ese olor silvestre, que solo se da en la pureza natural de la montaña. ¿Puede transportar un recuerdo a otro?
El flash es rápido como mi mente.
Me encuentro en Escobar. Terminó el recorrido por la exposición de La Fiesta Nacional de la Flor. ¡Qué exhuberancia! ¡Cuánta belleza! ¡Cuánto color! ¡Qué deliciosos aromas! ¡Me sentía agradecida a la vida por poder disfrutar de ello..!
En el viejo Renault doce, los cuatro: mi hija, mi sobrina, Francisco y yo. A la derecha del camino el sol, que en todo sus rojos, se escondía en el horizonte.
Él dijo: - ¡Vamos a contemplar este espectáculo! -
Desvió a la derecha enfilando hacia los pastos del costado de la carretera. Mi vista y mi intuición sintieron que el coche andaba distinto. La trompa descendió levemente, mi cuerpo percibió el cambio enseguida. Francisco miraba el horizonte fascinado, su pericia de conductor lo hacía despreocuparse. Yo no podía despegar mis ojos del capot que suavemente seguía avanzando y bajando. Estaba muda, no quise darle indicaciones El atardecer se reflejaba en el metal. El coche seguía bajando y deslizándose sin avanzar. Francisco reaccionó asombrado cuando el ángulo se agudizó. Las chicas daban grititos de quince y dieciséis años. -¡Agua! ¡Agua!- decían.
Sin duda era agua que los pastos cubrían totalmente. Al abrir las puertas el coche se deslizó un poco más. ¡Barro y agua hasta las rodillas! Coches parados en la carretera, hubo alguien que ayudó a Francisco a sacar a las chicas en brazos.
El estaba petrificado mirando su coche.
Un camionero dijo: - Hace falta un tractor…
- ¡Ya vengo! - dije decidida dejando a Francisco que empujaba inútilmente el auto desde adelante. Caminé hasta una casa cercana. El barro de mis piernas secándose al calor.
Golpeé en la entrada. No había nadie. Al darme vuelta, vi el tractor verde, reluciente, nuevo, enfilando hacia la tranquera.
El conductor me preguntó que quería. Le expliqué la situación. Bajó diciendo: - Voy por unas cuerdas... –
Al volver con los elementos traía un hermoso ramo de flores recién cortadas. “Tome, quédese tranquila” -
- Estoy tranquila… Gracias… - Dije aspirando el olor que automáticamente me recordó al Cerro Otto.
El tractor dio la vuelta hacia el camino. Montada en el guardabarros verde, al lado del conductor y con el ramo de flores en el regazo me sentía la Reina de la Flor de Escobar.
Regazo…
Es una hermosa palabra, las palabras me llenan con su significado, no pasan ante mí de forma intrascendente.
Regazo... puede contener placer, dolor, alegría, varios significados profundos. También puede contener arrogancia, orgullo, y... Pudor; aquí recuerdo una situación embarazosa.
¿Qué es lo que permite saltar de un recuerdo a otro siendo estos tan diferentes?
Mi capacidad de asombro no tiene límites ante las situaciones insólitas que me ha tocado vivir.
Estaba amamantando a mi pequeña de pocas semanas. Sus ojitos en los míos. Ternura más ternura. Por la ventana, el sol calentaba más nuestra tibieza.
Miro hacia la puerta del dormitorio y observando mi pecho desnudo, el plomero decía:
- ¡Señora, terminé con la cañería! –
Bochorno mutuo ante la interrupción de la dulce intimidad compartida. Solo atiné a cubrirme con la mano.
- Pe..pe.. perdone señora! - decía mientras se limpiaba las manos con los trapos sucios.
Mi sentido del humor afloró recién cuando se fue.
Hoy ya es un recuerdo tierno.
¿Qué mecanismos extraños de la mente me recuerdan en este momento al padre de Ricardo?
Con Ricardo tuve una breve relación después de mi primer divorcio.
Sus padres eran mayores, italianos como mi familia paterna. Yo solía amasar fideos y llevarlos algún domingo a su casa. Disfrutaba cocinando y viendo la alegría de los tanos compartir el placer por la buena comida casera.
El padre falleció de repente. Ricardo, agobiado, tenía que hacer trámites e ir a buscar a su madre. Como siempre impetuosa y solidaria, me ofrecí para acompañar al señor en su ataúd hasta el velatorio.
Sola con él en ese salón aún desnudo de ornamentos y flores, me senté en un rincón. Pasados los primeros momentos de respetuoso silencio me fui acercando. En uno de mis arranques empecé a hablar con él sin darme cuenta.
Le dije que se fuera tranquilo. Que su hijo cuidaría de su madre, que la señora no sufriría porque habían sido muy felices. Que yo había disfrutado con nuestros almuerzos, en fin, que descansara en paz.
Me invadió una gran tranquilidad porque sentí que él me había escuchado.
Y me mente voló.
Voló a unos pocos años después, cuando mi hermano tuvo que hacer los trámites por el fallecimiento de nuestro padre y se repitió la situación.
A solas con él antes de que lo llevaran y sobreponiéndome al dolor de la pérdida, con la voz quebrada por el llanto. le di las gracias por haberme enseñado a amar la música, a bailar, a respetar y a hacer que me respetaran, a ser independiente aún comprometida en relaciones y obligaciones y, por sobre todo a ser feliz con todo lo que hago y con las pequeñas cosas cotidianas.
Ya no recuerdo qué mas le dije pero reiteré las gracias…
Ahora, mientras acomodo las flores en el jarrón, agradezco al infinito por las horas vividas.

miércoles, 18 de febrero de 2009

EL ALBUM


Luis extendió su temblorosa mano alcanzándole el viejo álbum de figuritas a su cuñado Roberto, las tapas amarillentas oscilaron con sus movimientos.
Roberto lo agarró y el álbum cambió de ritmo:
- ¿Dónde lo encontraste, Luis?
- Entre papeles viejos... -
- ¡Mirá que esconderlo ahí! - dijo Roberto devolviéndoselo.
- No estaba escondido, solo guardado y olvidado - expresó con voz temblorosa a su cuñado que siempre lo ponía de mal humor.
Luis lo abrió y empezó a mirar las viejas figuritas redondas, con la imagen de los ídolos de River Plate, su club favorito.
- ¿Te acordás Roberto cuando juntábamos las figuritas? -
- ¿Juntábamos? ¡Juntaste dirás!, ¡Que no me dejabas ni tocarlo! -Roberto se sentó a su lado y agregó:- ¡Claro!, ¡Como soy de Boca..!
- Mirá viejo carcamán… mirá... éste es Pedernera...- Seguía diciendo Luis mientras hojeaba el album . - Moreno… Labruna… El "Feo"... Ah!... Labruna!.. Tengo que tener una... – dijo pasando algunas hojas.
- Aquí está. - Su voz se llenó de energía, parecía haber rejuvenecido, sonreía con media dentadura
- ¡Aquí estoy con Labruna! ¿Ves? --
- ¡Esa foto la ví más veces que años tengo! Me la restregaste cien veces por la cara! -
Luis seguía señalando mientras acercaba y alejaba el álbum para enfocar mejor con sus gafas.
– Aquí está Muñoz, ¿ves?.. y éste era Loustau, pobre... murió joven, a los 65, de un paro cardíaco..-
Los dos cuñados miraban con nostalgia ese álbum de cartulina descolorida que entre los 15 y los 18 Luis completó con tanto entusiasmo.
- Mirá esta foto. La saqué desde la tribuna. Fue un golazo. “El feo” picó, tomó velocidad y justo la saqué cuando tiró... ¡Qué arte! –
Mientras acompañaba su descripción con torpes movimientos agregó:
- Bajó la cabeza, arqueó la espalda, tiró y... ¡Goool!
- Fue magistral! Tendría que mandar esta foto a algún periódico...-
- Ja, ja, ja.... a la foto de hace 100 años...- dijo Roberto irónico, quitándole el álbum.
La eterna rivalidad de los cuñados estaba latente otra vez.
Luis que tiraba de la otra parte, aflojó por miedo a romperlo.
Fue entonces que el album se abrió más adelante.
Roberto quedó inmóvil, boquiabierto.
- ¡Este es Boyé! – dijo.-
- Si, ¿y qué? - musitó Luis -
Roberto insistió: - ¡Este es “El atómico!..., ¿ Qué hace esta figurita de Boca aquí? ,
Preguntó a Luis asombrado.
- Masoquismo puro. ¡Traé boludo! - contestó, pero el otro siguió mirando
- ¡Esto fue en el 44! ¡Inolvidable! ¡¡ Dimos la vuelta olímpica en el Monumental!! Mirá...- le mostraba Roberto asegurando - ¡Esta no es la Bombonera! -
A lo que Luis respondió:
- Claro, si a Uds. se la habían clausurado... ¡Encima que les prestamos el Monumental, nos ganaron allí el campeonato!- dijo Luis royendo las palabras con su dentadura postiza.
Roberto pasó la hoja. Se vio festejando con la camiseta de Boca Juniors. Su figura era cómica:
- ¡¿Éste soy yo?!, ¡¿Dónde fue?!...-
- En el bar de Ramón. - contestó Luis - ¡Tenías un pedo fenomenal...!
- ¿Y me la sacaste vos?, preguntó
- No.., la sacó Julita. Yo me moría de bronca. ¡Tuve que regalarle una pulsera para que me la diera!
Roberto evocando con sus ojos y sus neuronas arrugadas dijo:
- ¡La Julia!... qué culo tenía, pero andaba con el Ernesto.¡ Ese era un fanfarrón! Era de Rácing. ¿Te acordás? -
- ¡Cómo no me voy a acordar... Casi me faja cuando Julita le mostró la pulsera y le dijo que se la había dado yo....- Dijo Luis cerrando el álbum que quedó sobre el viejo aparador.
Los dos salieron de la habitación. Sus piernas temblorosas y arqueadas parecían más ágiles.
Entre “¿te acordás?” y “no me acuerdo”, se iban arrimando uno al otro. Cuando llegaron a la calle ya iban del brazo sosteniéndose mutuamente.
- Este año vamos mal... - comentaban
- Los de San Lorenzo nos dan caña…

Información sobre la foto:

http://www.elpais.com/articulo/madrid/vaca/vaca/sigo/toca/elpepucu/20090116elpmad_16/Tes

miércoles, 11 de febrero de 2009

Encantamiento

La tarde se lleva la poca luz del día
a lugares que solo ella conoce
La sombra se instala en los rincones
y la ciudad se pone a mirar por las esquinas.

La lluvia que cae perezosa
por los techos y aceras se desliza.
No hay luna que ilumine los tejados,
no hay gatos caminando en las cornisas.

Todo se aquieta…
Densa es la noche sobre las casas y el asfalto.
Nada se oye más que el deslizar de un coche
¡Silencio! Sshh... Que el encano persista...

jueves, 5 de febrero de 2009

¿QUÉ ES LA MUERTE?

¿Qué es la muerte?
preguntaba un día
Falta de vida ...
me respondían.

Hoy llegó otra vez, vino de visita
hoy no la vi negra,
la vi piadosa y blanca
pero igual de fría.

Hoy se llevó a mi amiga...
vio cuánto sufría.
Hoy le dio el descanso
que ella merecía.

Se la llevó dormida,
cálida,
serena y dulce,
tal como fue en vida.

¿Qué es la muerte?
Dolor del alma.
Dolor de despedida...
Es ley de vida...

A Sara, mi valiente amiga.

sábado, 31 de enero de 2009

LAS MUSAS Y YO

En la pantalla del ordenador
nuestros suspiros se unen
y nos apretamos en un inmenso abrazo
------------que el saber intensifica.

Letra y palabras vienen sigilosamente,
es el sublime placer tan soñado.
Llegan a mi mente
------------ es la musa; desnuda y pura.

Voy a recrearme en ella, placer platónico,
ya, sin darnos cuenta somos uno.
Con los ojos de las letras nos vemos
-------------es la poesía desnuda, dura.

Ella saca del alma (placer chinesco)
vida, bondad, maldad y muerte,
claro y oscuro... Todo.
La musa habla
---------------------y yo obedezco..

miércoles, 21 de enero de 2009

SOLEDAD

La mente no se aquieta
el cuerpo no encuentra calma
y deambulan los recuerdos
en la soledad del alma.

El silencio resuena
como un eco en el oído
y acompasa el corazón
a la soledad del alma.

No hay viento, no hay palabras
si hasta la estancia se agranda
llenándose de la nada
en la quietud de la casa.

El lápiz se desliza
rallentizando palabras
y en un seseo incesante,
la soledad acompaña

La mente se va aquietando
también el cuerpo se calma
y la noche se hace día,
a las seis de la mañana

jueves, 15 de enero de 2009

LA VELOCIDAD FUNDA EL OLVIDO








Hasta la piel olvida el roce de otras pieles.

¿La del niño y la madre? Estoy trabajando.
¿La del padre y el niño? Estoy cansado.
¿La de los hermanos? Tengo que estudiar, no tengo tiempo.
¿La de los padres? Todavía tengo que... Breve intimidad.
¿La de los adolescentes? No puedo. Precoces en velocidad.
¿La de los jóvenes novios? Ya, lo quiero ya. Sabios en sexo.
¿La de los amantes? Rápido, tengo que irme.
¿La de los abuelos pospuestos? Hoy no vienen, no tienen tiempo.
¿La de los amigos? No puedo ir, no tengo tiempo
¿La mía, qué dice mi piel algunas veces? No tengo tiempo
¿La piel tiene tiempo? Si: todo el tiempo que vivas.

La velocidad funda el olvido

sábado, 10 de enero de 2009

LLEGÓ DESDE ITALIA


(per il riconoscimento della varietà culturale, etico, letterario, e valori personali trasmessi in forma di creativo e originale nella scrittura)

Me lo ha enviado CHIARA:
http://ricettedicasa.blogspot.com/

TANTE GRAZIE CHIARA PER QUESTO PREMI (gli altrì premi sono in el primo blog, questo e il secondo) Come sempre excusi per il mío italiano.

Estoy sumamente agradecida al igual que sorprendida, ya que no hay distancias ni idiomas que impidan que nos visitemos aunque las dos hablamos poco nuestro idioma... gracias Google por tu traductor...

BACCI TANTI CHIARA!

lunes, 5 de enero de 2009

EL INFORME FORENSE

La vi frente a mí. Su mirada dura, hiriente, oscura. Su frente altiva. Nariz y mentón fuertes, determinantes. Su boca bien torneada de labios semifinos, apretados, en un rictus mezcla de desafío, amargura y desdén. La comisura elevándose hacia la derecha donde un mechón de pelo lacio, tupido y oscuro, ocultaba casi medio rostro. Lo despejó con enérgico ademán.

Respondía a mis preguntas, indiferente y breve:

-¿Porqué lo hiciste?

- Su vida no tenía sentido... respondió.

- Eso no lo puede decidir nadie - Dije.

- Yo sí - Contestó categóricamente.

- ¿Cuánto tiempo hace que pensabas hacerlo? pregunté.

Se encerró en un profundo silencio. Su mirada vagaba del escritorio a la ventana, de ahí al juego de lapiceros que tenía ante sí. Se detuvo en el cenicero de acero inoxidable, allí la podía ver nuevamente, su rostro se reflejaba hosco, imperturbable. Le pregunté si quería fumar. Su respuesta fue breve:

- No fumo -

- ¿Nombre y apellido?

- Coseta Fiorentino

- ¿Edad?

- Cuarenta años -

- ¿Nacionalidad?

- Italiana

- ¿Estado Civil?

- Casada con dos hijas.

Su rostro cambió de expresión, dulcificándose resignadamente. Sus ojos se entrecerraron su boca perdió el rictus duro y desafiante cuando dijo:

- No lo pensé. Ella me lo pedía con los ojos todos los días... Sólo unas dosis de más y su sufrimiento terminaría. Ahora sé que está en paz.

Se hizo un gran silencio. Volví mis ojos al informe que tenía ante mí:

Coseta Bianculi de Fiorentino, edad 78 años, fallecida el día 30 de junio de 2002.
Hora del deceso 23,30.
Muerte por sobredosis de calmante.

Seguí leyendo los detalles del caso mientras ella se retiraba, hombros, ojos, boca y porte vencidos. El pelo caía ocultando su cara. En la oficina se respiraba un raro halo de compasión, piedad, injusticia y solidaridad no muy comprensible pero tristemente compartidos.

El juicio se celebraría en pocos meses.

Cerré el expediente y lentamente lo archivé en la "F".

martes, 23 de diciembre de 2008

EL VIEJO PARAGUAS

Lo cerró tratando de no mojarse. La lluvia era intensa, miró el cielo con ojos blandos. Entró en la estación. Quería llegar pronto a la casa de su infancia. Miró su billete, aún faltaba una hora para la salida.

Entró a la cafetería de la estación y dejó el chorreante paraguas en el paragüero.

Pidió un café con leche caliente y dos tostadas. El cristal empañado no dejaba ver hacia el exterior.

Se adentró en sí mismo rememorando el clásico olor de los desayunos de su niñez. El padre en una punta de la mesa, su hermano menor, él mismo con su pelo liso y reluciente, la madre solícita...

El camarero trajo lo pedido. No cabían las comparaciones, aunque también fue reconfortante beber ese café con leche. Pagó, salió, subió al autobús. Su pelo blanco y raleando se reflejaba en el cristal de la ventanilla.

Al llegar a su ciudad natal y bajo la llovizna implacable se acordó de su viejo paraguas. El también pasaría a ser parte de sus recuerdos.

sábado, 29 de noviembre de 2008

ELLA

ME ENCANTA MI NUEVO ASPECTO
Ella me miraba con ojos suplicantes, pero yo estaba decidido a seguir en mis trece.
Vaya - me dijo, - Creía que todavía sentías algo por mí -
Yo observé su boca húmeda y su naricita insinuante. En otros tiempos me desvivía por ella, pero diversos acontecimientos habían separado nuestras vidas.Volví a mirarla, lo hice con detenimiento, ella emitía un leve jadeo insinuante cerca de mi oreja.
No me produce nada – pensé - Realmente estoy seguro de mi decisión –
Ella insistía girando a mi alrededor, yo indiferente seguía mi camino, no pensaba parar, pero ella me seguía tratando de acompasar su ritmo al mío dando pequeños saltitos.Ya me estaba empezando a molestar, así que aceleré el paso.
Al fin había llegado. Me recibieron encantados, sabía que me esperaban.
Ella entró detrás de mí, supongo que también la esperaban. ¡Menuda coincidencia!
En realidad me fastidiaba un poco que entrara conmigo. Quería que ese día fuera inolvidable para mí. Era un paso trascendental en mi vida. Bueno tampoco era que me importara mucho, era una decisión normal en estos tiempos.
Me fastidió que la atendieran primero. Aún así seguía observándome con su mirada lánguida y turbadora. Al fin llegó mi turno.
Ella ya estaba en su sitio, sentada al calorcito para secarse.
Cuando terminaron conmigo, me sentaron a su lado. Mala suerte la mía. La miré con cierto resquemor. Me miró extrañada, creo que al fin empezaba a comprender. No me pesó. Al contrario me sentí muy bien como estaba. Puede ser que así comprendiera que ya no había nada entre nosotros.Hoy completaba mi transformación plenamente satisfecho.
Ella sentada a mi lado estaba confundida Ahora me miraba con asombro, su lengüita roja asomaba por la boca abierta, pero ya no acercó su leve jadeo a mi oreja.
¡Al fin lo había comprendido!
Desde hoy solo sería mi amiga si entendía que me podía aceptar tal como era.
Me miré al espejo satisfecho...

ME ENCANTA MI NUEVO ASPECTO....

domingo, 2 de noviembre de 2008

EL CABALLERO DE LAS BOTAS AZULES (inspirado en el maravilloso cuento de Rosalía de Castro del mismo nombre)

Llegó a la pequeña ciudad de Sinfonía una calurosa tarde del primer día de Agosto.
Las damas del lugar reunidas en la plaza de Do Mayor paseaban bajo los antiguos soportales luciendo peinados y vestidos acordes con las últimas tendencias de París o Londres. Sus niños magníficamente ataviados tenían modales tan rebuscados como los de sus madres que se encargaban de reforzarlos con miradas aprobatorias o no.
Los hombres sufrían bajo las camisas y chaquetas los efectos de las altas temperaturas secando el sudor de sus frentes con blanquísimos pañuelos sin intervenir en las recriminaciones maternas.
Los jóvenes y las muchachas sopesaban por el atuendo, actitud y gasto en las mesas que ocupaban ante sorbetes, helados o refrescos, el nivel económico de cada quien.
Pero desde que había llegado ese caballero de las extrañas botas, el ritmo de la ciudad había cambiado, ya no era la ciudad armoniosa de siempre.
Las muchachas se esmeraban en competir con tocados y joyas para seducir a ese apuesto joven que se alojaba en la fastuosa mansión, desocupada hasta entonces.
El duque - al fin se supo que lo era - llegó a la plaza caminando sobre sus relucientes botas, luciendo su estampa atildada pero sin afectación, saludando a diestra y siniestra con gran sonrisa. Él sabía que saludaba a la parte buena y mala de cada uno, por eso inclinaba dos veces la cabeza a la derecha y una a la izquierda.
Al instalarse en la mesa pidió agua tibia entregando un pergamino enrollado al lacayo que siempre lo acompañaba.
En la plaza de Do Mayor se hizo un profundo silencio al ver que el criado lo desplegaba y se disponía a leer.
Al entonar las palabras su voz fue brillante:

El que quiera concurrir
el día treinta a la mansión
a las diez debe asistir,
con suma puntualidad…

Un crescendo de agudos femeninos fue apagado por los golpes rítmicos que el Duque daba con el vaso en la mesa. Se hizo silencio y el criado prosiguió:

Puesto que habrá colación
se les ruega anticipar
cuántos han de concurrir
a esta inauguración.
Para ello una tarjeta
con su nombre entregarán
para ponerla en la mesa
que el Duque designará.

Entonces se escucharon diversas expresiones: brillantes, con misterio, con dolore, capriccioso, maestoso, flebile, patético, pomposo, con fuoco… Voces femeninas y masculinas, jóvenes y mayores, todos al unísono, fuerte o suave, moderato o alegre, vivace o andante, en acordes disminuídos o aumentados, modulando tonalidades que formaban un todo enarmónico.
Los cristales de negocios y casas acompañaban con trémolos y trinos ese fraseo incesante. Tal era la intensidad de los comentarios que nadie advirtió que el caballero de las botas azules se retiraba prestísimo de la plaza que lentamente fue quedando vacía.
Al día siguiente gran parte de los vecinos de Sinfonía acudieron al banco, otros al prestamista. Varios fueron a vender algunas pertenencias, todos para estar a la altura de tan importante invitación. Las mujeres no hablaban más que de lo que se pondrían, preocupándose muchísimo por el atuendo de las hijas casaderas. Las más adineradas viajaron a París o Londres a comprar telas y accesorios. (Danny Speas-1999)
En tanto, unos hombres consultaban a zapateros especializados a fin de conseguir unas botas iguales o por lo menos parecidas a las del duque, otros fueron con sus mujeres a Alemania y algunos viajaron a Italia por el original calzado. Fue inútil, ninguno pudo saber de qué material eran y como lograr ese color tan especial.
Hubo quien se coló en la mansión para averiguarlo, aunque no pudo llegar hasta el armario que guardaba el preciado secreto. Contaba, eso sí, que el lugar era de ensueño; las habitaciones tenían las paredes tapizadas de blanco con arabescos en rojo y oro. Los sillones y elementos eran rojos con detalles invertidos que hacían un efecto impactante.
Dijo que el jardín era inmenso con frescas glorietas donde se enredaban rosas de todo tipo, olor y color. Había además un gran lago artificial que se atravesaba por un puente cubierto de glicinas en flor que perfumaban el lugar.
Ese quien - panadero de Sinfonía - narró todo ello con lujo de detalles a los que estaban interesados no sin antes recibir una cierta cantidad “por su riesgosa osadía”. Una vez saciada la curiosidad y llena la caja convino con su mujer y sus hijas que emplearían lo ganado en renovar el local, la maquinaria y por ende los productos de su panadería.
La pequeña ciudad era todo preparativo, las modistas estaban atareadísimas, las señoras malhumoradas por los retrasos, los zapateros nunca habían hecho tantos pares de botas y de formas tan variadas, las peluqueras se afanaban transpirando al calor de planchas y planchitas para pelo en diversas pruebas de peinados y maquillajes. Así todos los negocios del lugar vieron un gran incremento en las ventas que supieron aprovechar muy bien.
Llegó el día treinta y en Sinfonía todos los habitantes del pueblo que se veían acicalados, emperifollados, enjoyados y calzados a la última acudieron puntuales a la mansión.
Cada uno ocupó la mesa con su nombre. Estas eran rojas como las sillas y la vajilla blanca tenía filetes de oro. Estaban ubicadas bajo una enormes stores de seda blanca que unidos en una alta punta formaban un pararrayos fosforescente. El piso del mismo color estaba unido a los laterales de la tela completando el decorado que los aislaba totalmente del exterior.
Todos elogiaron el detalle, por si hacía mal tiempo.
No se oía ningún ruido. Cuando todos estuvieron ubicados, sonó una hermosa música acorde al nombre de la ciudad. Enseguida se encendieron las luces hasta deslumbrar. Los convidados estaban expectantes y mudos. Entonces apareció el criado anunciando que el caballero de las botas azules había tenido un inconveniente y que se retrasaría un poco por lo que les rogaba lo disculparan. La gente asintió sin hablar.
Cuando había pasado otra hora algunos empezaron a quejarse suavemente por la descortesía del Duque. Las madres y las hijas pedían silencio a sus respectivos maridos y padres y contenían las ganas de probar los exquisitos manjares y bebidas que había sobre las mesas.
Pasó una hora más cuando el criado anunció a su señor que apareció sencillamente vestido con una gran caja en las manos. Venía sin calzar. Saludó sonriendo. La gente desconcertada no atinó siquiera a contestar. Con breves palabras agradeció su presencia y los invitó a comenzar con el festejo.
Las delicias atraían a todos pues había platos nunca vistos. Mientras tanto el duque abrió la caja extrayendo de ella las curiosas botas azules, las mostró a los concurrentes que las miraban maravillados pues brillaban más que nunca. Pasaba entre ellos sosteniéndolas en alto.
Cuando concluyó de mostrarlas las soltó y ante el asombro de todos, las botas revolotearon de mesa en mesa, evitando ser tocadas por los más ávidos. Luego comenzaron a elevarse lentamente hacia la parte más alta del curioso salón, hacia el pararrayos tan fosforescente como las propias botas.
Las cabezas hicieron lo mismo. La sinfonía que antes escuchaban se hacía cada vez más suave.
Estaban tan embelesados mirando las maravillosas botas brillando en lo alto, que no sintieron como la carpa se elevaba hacia el infinito llevándolos lejos de la ciudad de Sinfonía.

jueves, 26 de junio de 2008

EL MAR EN RIAZOR - CORUÑA - GALICIA

Incansable viejo - niño
constructor y destructor
juguetón bravo - bravío
generoso proveedor.

Reposado y calmo mar
que a mis ojos se prestaba
pues mirando el horizonte
a mi mente acicateaba.

Tengo el olor del salitre
en mi memoria fijado
sal y espuma, yodo y algas
que en la orilla reposaban.

Es guardián de mil secretos
constructor y destructor
incitante - relajante
generoso proveedor.

Hasta mis pies llegó ufano
incitándome a viajar
mar afuera alma adentro
el lejano y viejo mar.

Hoy lo evoco viejo - niño
bravo - bravío - constante
que acariciando la costa
arena y rocas modela.

Recordando aquel perjume
afincada en el no-mar
yodo y alga, arena y roca
en mi siempre quedarán.

viernes, 23 de mayo de 2008

ORBALLO DE AMOR (Lluvia de amor)

Es lo que cae sobre mi corazón al dejar Galicia...
Es lo que me acompañará en esta nueva etapa de mi vida...
Es lo que recibí de todos mis amigos y amigas, de mis pacientes, de mis alumnos...
Es lo que me colma y realiza como ser humano.
Es lo que me brinda Coruña en estos días tan suyos, nublados, lluviosos, que invitan al recogimiento interior, donde quedan adheridas como pulpos las vivencias en mi alma.
Cosas pequeñas, triviales pero entrañables para atesorar como sin obviar ninguna.
Gestos de amor estampados a fuego, cada uno con su característica, con su forma particular de brindarse, de recibirme, de despedirme, de halagarme, de abrazarme aún sin abrazo, de contenerme y de quererme.
No hay distancia, estaremos para siempre el uno, la una, en la memoria del otro, la otra... sabiendo que en el camino que nos tocó recorrer algo nos enriqueció, nos hizo crecer, cambiar, elegir, madurar, aprender juntos....

En esta mañana de orballo en el tren rumbo a Vigo (como si del tren de la vida se tratara), veo la lluvia caer como una bendición, como mi bautismo a una nueva etapa en la vida.
Dejo mi reconocimiento y amor a las amigas y amigos que compartieron mi camino en España

A TODOS Y TODAS: ¡¡GRACIAS!!

miércoles, 30 de abril de 2008

A PARTIR DEL 2 DE MAYO ESTE BLOG QUEDA EN SUSPENSO: GRACIAS POR COMPRENDERLO

EL QUE QUIERE PUEDE (Reflexiones hasta que reabra el blog)

Sí, somos todos capaces de hacerlo, aunque tomar la decisión no es fácil, por eso son muchos lo que no lo realizan.
En mi caso fue cortar con todo de golpe solo con la ropa y algunos recuerdos.
Alejarme de la familia fue lo más duro.
Trasladarme a un país nuevo, incorporar costumbres diferentes, empezar a buscar trabajo, cambiar de trabajo, evaluar posibilidades de trabajo por cuenta propia, decidirme, organizarlo, sacar permisos, hacer una inversión cuidando hasta el mínimo detalle y gasto.
No tener amigos, estar sola totalmente, hasta forjarlos de nuevo, aunque amigos con otros intereses y otras formas de relacionarse de entender las cosas, otras comidas, otras costumbres.
Tragarse el orgullo de lo que uno hizo y que se hace de diferente manera, con otras tramitaciones y nomenclaturas para adaptarse a lo nuevo por hacer. Acomodarse a horarios, semáforos, formas de conducir y relacionarse diferentes.
Aprender expresiones y recordar las diferencias para tratar de no imponer lo que uno trae en su haber y por ende tragar con lo nuevo y sobre todo sonreír y ser amable siempre sin denotar la tristeza y el desconcierto de los primeros tiempos.
Luego viene la adaptación, pues sí, todos somos capaces de cambiar conductas y costumbres lo que trae aparejado cambiar un poco la forma de ser, madurar, tratar de hacer valer el propio punto de vista sin que sea malinterpretado.
Eso trae crecimiento.
Y luego está el otro cambio, el que hay que volver a reinventar, revertir todo cuando vuelves a tu lugar de origen, al lugar del que te fuiste, al lugar que ahora está ocupado y que hay que retomar compartiendo y tratando de que compartan y en el que además todo cambió pues el tiempo trae inexorables cambios y no todos agradables.
La tolerancia, paciencia, adaptación, sentido del humor, sentimientos y emociones que hay que desarrollar, afinar y controlar es mucha, en fin no me quiero ir por las ramas.
Pero el que quiere: puede.

sábado, 26 de abril de 2008

EL REY NKONGOLO

La leyenda surgió de otras leyendas que entretejí recreándolas a mi manera...


SERPIENTE ARCO IRIS -Mural en la calle Spinstraat 199en Amsterdam - HolandaSu autor: PATRIES VAN ELSEN - Año 1999


El cielo se calmó. El sol asomado en alguna parte daba forma a un amplio Arco Iris. Era espectacular. Tanto en su largo como en su ancho desplegaba sus vistosos colores desde el fondo de las Cataratas de Tissitat hacia el cielo.Las abundantes lluvias aumentaron el caudal ocre del Nilo Azul, formando saltos espectaculares que la pequeña Minia miraba fascinada desde lo alto.
Estirada cuan larga era sobre la exuberante vegetación, Minia se dejaba invadir por el descomunal ruido sumergiéndose en el placer del espectáculo total con todos sus sentidos. Percibía los olores de las distintas especies de árboles y arbustos y también del agua cargada de sedimentos y minerales. Y aún así le hubiera gustado sumergirse hasta lo más profundo. “Sabía” que alguna vez estuvo allí y sentía deseos de volver al seno de esas aguas turbulentas.Llevaba el pelo brillante y negro en diminutas trenzas estiradas hacia atrás, su frente amplia formaba un óvalo perfecto hasta el mentón. Ojos nariz y boca, profundamente negros, eran exuberantes como la propia vegetación.
Observaba hipnotizada hacia la profundidad: el Tisoha (ó “humo de agua” como le llamaban los lugareños) lo invadía todo.Esperaba el gran momento, ella sabía que el misterio estaba en las aguas.
¿O tal vez en el Arco Iris?
Sus ojos fijos, muy abiertos, desafiaban la luz del sol sin cerrarse..
De pronto resonó un trueno poderoso que interrumpió su estatismo, el Arco Iris estalló en más colores deformándose, algo se enroscó en él que se estiró y se estiró en una larga cola que quedó sumergida en las aguas.
Era Chinawezi que resurgía.
La potencia de su cuerpo elevaba chorros que formaban infinitos Arco Iris. Minia quería agarrarlos y estiraba al máximo sus brazos que brillaban más que nunca con el vapor reinante.
Chinawezi reparando en ella comenzó a moverse en desordenado espiral, su potencia serpentina dejó libre al Arco iris y con la misma fuerza que había surgido de él elevó su cabeza al cielo desafiando al sol con sus ojos sin párpados.
Minia estiraba aún más su negro cuerpo. Sentía como Chinawezi la envolvía con húmeda suavidad. La estrujaba con la sabiduría y decisión de los anfibios.
Siete anillos la aprisionaban con firme levedad, siete divisiones de la creación que iban dejando sus huellas sobre el cuerpo de Minia que se estiraba y se estiraba tomando la misma serpentina forma de Chinawezi.
Los ojos de Minia también miraban fijamente al Sol; luego su ofidia cabeza se introdujo en el cielo, su cuerpo sinuoso mostraba sobre las escamas, el dibujo de siete brillantes anillos negros en perfecta simetría. Su larga cola se sumergió en las aguas tan estrepitosamente como lo hacía Chinawezi.
Ella misma era la gestora de múltiples Arco Iris sacudiendo con energía ancestral las aguas subterráneas.
Hubo un remolino de mutuo reconocimiento.
Luego todo se calmó.
La naturaleza recobró su ritmo. Las Cataratas del Tissitat seguían cayendo con la estrepitosa turbulencia de siempre.El ciclo se había cumplido y Minia volvía a sus orígenes.
Chinawezi poco a poco fue regresando a su raíz de serpiente cósmica, a fundirse nuevamente en los colores del Gran Arco que surgía de las profundidades hacia el cielo.
Entonces se produjo su renacimiento y volvió a ser el rey;
Nkongolo... El Rey Arco Iris.

jueves, 17 de abril de 2008

JAQUE AL JUEZ

- El juicio se pospone para Julio dos – dijo el Juez jurando mentalmente.

- “Este jactancioso no me joroba en un jueves” pensaba el jurista – “Justo en julio se

acaba su judicatura. Juraría que es una jugarreta para no juzgar a mi joven

defendido”.

Se acercó al Juez diciendo:

- El Sr. Juez olvida que no tendrá jurisprudencia el jueves dos de julio –

El juez fue justo y dijo digiriendo un juramento:

- El jurado se reunirá el jueves 25 para este juicio –

José Jumento, el acusado, se jactaba jubiloso diciendo por lo bajo:

- Jaque al Juez. -

viernes, 11 de abril de 2008

Qué grata sorpresa!


También mis relatos tiene otro premio otorgado por:

http://lali-yo-isol.blogspot.com/

Lo agradezco de corazón y también de corazón se lo otorgo a:

http://modessukaldari.blogspot.com/

http://caticobas.blogspot.com/

http://jonaxdilustrador.blogspot.com/

Los tres son sumamente diferentes pero con una gran sensibilidad creadora.

Gracias a TODOS...

martes, 8 de abril de 2008

COMO LA VIDA MISMA

ÉL:

No puedo decir que ella haya sido mala, al contrario aún recuerdo sus amorosas manos sobre mí, limpiando mis heridas, acariciándome con esos dedos a veces suaves y a veces enérgicos, pero siempre decididos rápidos que me incitaban a buscar más y más en mis entrañas para devolverle tanto cariño. Lo que no me gustó es que la despedida haya sido tan inesperada pero la comprendo, sus urgencias son mayores que las mías, estos últimos tiempos no estuve a su nivel de exigencia. Fue duro lo de mi enfermedad creo que eso la decidió a buscar otros rumbos. Siempre añoraré su cara frente a la mía, su boca con un mohín de concentración, de alegría, de interés, de arrobamiento o de sorpresa. Sé que siente lo que le digo porque nos unieron muchas cosas bellas, locas, disparatadas, tristes, un sin fin de recorridos por la vida y por el mundo donde los dos dimos mucho aprendiendo, indagando, disfrutando y buscando. Nuestra unión fue maravillosa hasta que duró. Espero que sea feliz, que la suerte la acompañe y que encuentre lo que busca.

ELLA:

No puedo decir que él haya sido malo, al contrario siempre admiré su paciencia, aguantando algunas salidas fuertes frente a su pasividad al contestarme o al desaparecer inesperadamente, aunque siempre volvía paciente y solícito a todo lo que yo necesitara. Me siento un poco ingrata al haberlo dejado ir sin más, fue mucho lo que me brindó, lo que me enseñó, lo que me acompañó en horas y horas especialmente cuando estaba desvelada siempre a mi lado, fiel y compañero, un enamorado inconmovible. Siento que no me porté muy bien con él pues ahora que estaba enfermo, que necesitaba mi compañía, lo he dejado solo. Existe la posibilidad de que otras manos lo ayuden y recorran pero por ahora está solo. Nuestra unión fue maravillosa hasta que duró. Espero que sea feliz, que la suerte lo acompañe y que encuentre una persona que lo estimule, acaricie y que extraiga todo lo bueno que siempre habrá en él.

EL OTRO:

Me encuentro frente a ella, es rápida, inquisitiva, inexperta para lo que yo puedo dar, pero ya le enseñaré lo que debe hacer. Se la ve dispuesta a intentar cosas nuevas, me hace sentir inseguro, parece mentira que con mi gran capacidad y experiencia, me haga sentir así, de acá para allá, yendo y viniendo para satisfacer sus deseos. Acierta con mi forma de hacer las cosas pero cuando se equivoca me mira con ojos tan abiertos e interesados que me estremece, su boca se aprieta en vez de abrirse, aunque cuando ve lo que quiero y encuentra lo que desea sonríe feliz. Sus dedos son increíbles, dan órdenes rápidas, ligeras, seguras y entonces me pongo a su nivel y respondo, compruebo que lo mío le gusta aunque me desconozca y sigue probando con sus manos ágiles al ver que sigo sus impulsos que por supuesto son los míos. Espero que sea feliz, que la suerte nos acompañe y encuentre en mí todo lo que busca y necesite.

ELLA:
Confieso que me siento un poco ingrata al no haberme despedido de mi "ex compañero" correctamente, fue todo tan inesperado que no me dio tiempo. Pero las decisiones a veces se toman así, rápida e intempestivamente, por eso es que te confieso que me apabulla un poco tenerte delante de mí. Te doy la bienvenida a mi vida. Sé que no sabré cómo motivarte para hacer lo que digo, que no sabrás muy bien como responder a mis reclamos, pero estoy segura de que haremos buena pareja, a tu lado aprenderé formas nuevas y juntos recorreremos lugares que yo no conocía. Estoy segura que tendré que aprender otra manera de expresarme y que me enseñarás pacientemente. Haré todo lo posible para estar a tu altura. Por de pronto te diré que me gusta mucho tu aspecto, me encanta la rapidez con que vas y vienes, con que respondes a todo lo que te pido, aunque yo dude un poco, no por timidez si no porque te confieso que me intimidas con toda tu sapiencia. Espero que seas feliz conmigo, que la suerte nos acompañe y juntos encontremos lo que buscamos y necesitamos.

lunes, 31 de marzo de 2008

Este rectángulo inteligente se va a la clínica


Por unos días me interno... tengo fiebre... según mi médico favorito tengo un virus. Seguro me vaciarán y me pondrán a régimen, pero no importa a la vuelta mi querida dueña volverá a darle al teclado y mi fabulosa mente transcribirá sus pensamientos.
No es contagioso, pero no ando bien, vieron cuando uno se levanta, se acuesta, se duerme, se despierta lento... lento... luego sin razón me evado... me voy... bueno así estoy yo.
Espero que se acuerden de mi hasta que vuelva repuesto para seguir en contacto. Me voy a la clínica contento, no sé porqué mi dueña protesta tanto... los veo pronto.

Besos del fabuloso 98 que tiene resto para rato.

viernes, 28 de marzo de 2008

DIÁLOGO CON MI DUEÑA

¿Otra vez me vas a dar con esa cuchara?
Mi pobre freezer se desprende del hielo cuando me das con esa madera cóncava sin desenchufarme ni descongelarme... Menos mal que mi sistema de refrigeración es “no frost”, si no, también lo martirizarías.
Los inquilinos anteriores no me daban tanto la lata pero estaba hasta arriba de escarcha cubriendo las cubiteras. Claro que no ponían nada, y que tampoco las cambiaron como vos. Fue un buen regalo al conocernos, todo un detalle pues las otras cubiteras estaban rotas se caía todo el líquido y mi compresor trabajaba un poco forzado...
Podríamos decir que regulaste mi corazón con eso... y con cambiarme de lugar...
¡Uff. ! ¡Cuánto calor me daba estar al lado de la cocina. ! Tenía que trabajar a toda marcha y transpirando constantemente. Ahora por suerte no. Según me pareció escucharte no es lo más estético, pero es cierto que estoy más cómoda entre las dos ventanas que dan al patio de luz. Y tenías razón; ahora ventilo mejor.
Eso sí. Sos un poco extraña... ¡Qué ocurrencia poner los envases de yogur vacíos y apilados en mi freezer! Lo entendí un poco el día que sacaste varios y volvieron llenos de caldo unos y con salsa bolognesa otros bien cubiertos con plástico transparente.
Fue original tenerlos en fila. Los congelé rápido. Sabés que soy eficiente. Luego les diste alineación definitiva unos sobre otros... ¡Divertida mi nueva dueña!
¡Jajaja..! ¿Y cuando guardás el café, la sal, el aceite usado, algunas cremas para la cara, en inclusive las gotas de los ojos, las lentillas y hasta el líquido para limpiarlas en mi refrigerador... ? ¡Es el summun...!
Tus amigas lo repiten con asombro: ¿La sal en la heladera? ¿ El café aquí?... y yo aprendo los nombres de todo. ¡Por algo soy una heladera de 4 estrellas!.
Tengo categoría R- 134 y te escuché decir que ahora ya me reemplaza la R-600 que es lo mejor hasta hoy. Pero te aseguro que yo también soy ecológica así que ni se te ocurra separarme de vos. Siento que formamos un buen equipo.
El otro día me encantó que guardaras eso que llamaste ensalada de frutas. El cristal dejaba ver los colores y no era tan rutinario como el cartón de leche o las latas de gaseosa o cerveza. Ya no me sentí tan ST como cuando salí de fábrica, tenía yo un cierto complejo por no ser T. Dicen que es mejor ser Tropical que Subtropical. Pues me gané el título de ST con ese colorido que además olía bien...
Solo lamento no serlo cuando mi enemigo el horno, eleva la temperatura ambiente a más de 35º. Ahí sí que sudo y mi compresor trabaja forzándose. Aunque en esos casos ni las Tropicales estarían cómodas soportando más de 43º C, sin perder los valores internos de frío. Pero dejemos los tecnicismos y hablemos de nuestra interacción.
Ese pote con levadura de cerveza en polvo que se cayó el otro día...,¿para qué lo usás? Sos un poco rara...Pero estuve encantada de enfriar los flancitos que pusiste. Estaban relucientes con el Dulce de leche que guardás en mi puerta. Lo que no entiendo es cómo le diste esa forma acanalada (al dulce) porque siempre te veo meter el dedo en el frasco y llevártelo a la puerta que abrís en tu cara, es decir eso que llamás boca y que se mueve haciendo extraños ruidos cuando decís: “ Se me hace agua la boca” y el dedo sale pero el dulce no...
También les pusiste un gracioso copete de crema que tenía yo enfriando y a la que le diste con un elemento rápido después de ponerle un polvo blanco que la espesó, ahí fue cuando me di cuenta que la forma acanalada se la diste con eso que buscabas diciendo: “Dónde estará la manga...” “Donde estará la manga...”
Pues nada... Podría decir muchas cosas de vos. Unas de las que no me gustan es que pongas las cosas calientes. Menos mal que son pocas veces..., porque mi pobre compresor tiene que ir a toda marcha... ¿No te das cuenta que forzás mi corazón?
Y esa media cebolla envuelta en plástico que pusiste en el cajón de las verduras... ¡olía fatal envuelta y todo..! ¡Qué manía la tuya! ¿No podrías usarla entera?
Uff..! Y todo lo que ponés arriba mío... Aunque a eso estoy resignada... La balancita que va y viene a la mesa, las latas que después ubicás en la alacena, esa maceta inestable, ¿porqué no la dejás al sol y listo?.
A veces tengo ganas de estornudar para quitármelas de encima. Al igual que el sol de cerámica, la bruja con su escoba, el pez azul que sostiene papelitos escritos, las frutas que no huelen, el pequeño almanaque, todo eso adherido a mi puerta. Lástima que no pueda hacerlo, pues ni bien las acercaste, se pegaron como por arte de magia.
Eso no es justo. Mi pintura es blanca, lisa, brillante... Ya viste lo hermosa que soy cuando sacás todas esas porquerías y me limpiás. Quedo reluciente... Como nueva..., y respiro...
Lástima mis manijas; y no repitas que no soy de buena calidad! Vos me tratás bien. ¡Pero vieras los anteriores..! A propósito, ese pegamento no es fuerte, intentá con el otro, ese pequeñito que guardás al lado de los huevos.., voy a tratar de pegar mejor.
Pese a todo te agradezco que me cuides tan bien...
Otra cosa... cuando cerrás mi puerta con la parte de atrás, esa redondita que tenés abajo... al darte vuelta del otro lado, cuando no se te ve la cara, es suave, pero me gusta más cuando me cerrás con la mano.
¡Ah.., si me pudieras oír..! ¡Te aseguro desde lo más profundo de mis anaqueles que nos llevaríamos mucho mejor de lo que nos hemos llevado hasta ahora.!

martes, 11 de marzo de 2008

EL "ARENISMO" (Visiones)


Hacía horas que el anciano remaba inútilmente. La fuerza de la corriente era superior a la suya. Se había aventurado más allá de sus límites al ver flotando ese pequeño cuerpo que ahora dormía profundamente en el fondo de la barca. Era un niño de unos diez años, muy delgado, de tez negra. Lo recogió rendido y hambriento ya sin fuerzas para seguir nadando. Ahora dormía respirando con dificultad.

A pesar de haberlo cubierto con su chaqueta se notaba un pequeño temblor en su cuerpo. A ratos, le daba de beber de su cantimplora, pocas gotas, que esos labios gruesos y resecos sorbían levemente. Cada tanto, el negrito abría los ojos mirando con desesperación a su alrededor. Él trataba de calmarlo, aunque también estaba inquieto, pues la inmensidad del mar no le dejaba ver el puerto de su aldea.

La niebla que caía sobre el mar los fue invadiendo y lentamente la noche se cerró sobre ellos. Guardó cuidadosamente los elementos de pesca, ajustó los remos atándolos con la soga de amarre, y se dispuso a dormir. El niño negro parecía formar parte del paisaje . Al rodearlo con sus brazos, tuvo la impresión de abrazar la noche. Estremeciéndose lamentó no haber traído más abrigo. El cielo se había despejado y la luna, apenas creciente, rolaba en el mar en su nocturna danza. Infinitos pozos oscuros rodeaban las estrellas. No supo si se durmió mirándolas o porque ellas lo miraban a él.

Llegaba el día y la luz del amanecer producía destellos luminosos en la superficie. A lo lejos, solo el horizonte rosado presagiaba un hermoso día de sol. El anciano lamentó no haber puesto más provisiones, buscó la botella, bebió un pequeño sorbo de agua y mojó los labios del niño que se despertó confortado por el descanso y el calor del abrazo nocturno. Sólo se oía el ruido del agua.
El viejo preguntó su nombre, él sólo respondió:

- "Soy del reino de las Dunas"

Desplegaron la caña poniendo en el pequeño anzuelo largas lombrices.
El negrito dijo:

- "Tengo mucha hambre" -

El viejo le alcanzó la botella que ya estaba en mínimos. Mientras, expertamente lanzó la línea que hendía el aire con silbido de látigo y caía al mar. Estuvieron así varias horas. El agua se había terminado. El viejo juntaba fuerzas, también tenía sed... y hambre.. Ahora era él el que se estremecía por momentos. Ante ellos sólo el cielo y el sol.

Juntó un poco de agua en la botella con la esperanza de que al asentarse perdiera parte del salitre. Lo empezó a invadir un gran sopor, le dijo al niño lo que debía hacer si se dormía. El negrito remaba débilmente hacia el norte, lugar donde se suponía que encontrarían la playa.

El viejo pescador despertó. Sus ojos extraviados tenían una extraña luz febril. Recogió el sedal. Vio un pez muy brillante colgando del anzuelo. Cuando lo quiso recoger, el pez se desvaneció en el aire. Sus manos delirantes se cerraban sobre sí mismas. Así una y otra vez. El niño miraba sin comprender esas maniobras desesperadas apretando el vacío. Asombrado, asustado y apenado, le dijo que lo haría él. Intercambiaron elementos, el viejo parecía ido. Con sus manos toscas y monótono gesto agarró los remos, repetiendo como en una letanía....

-"No los dejes ir.." "No los dejes ir.."

El muchacho tiró nuevamente la línea esperando el pique, pero no sucedía nada mientras el pescador con el torso y la cabeza vencidos, aferrado a los remos se adormecía susurrando:

-"..No los dejes ir...No los dejes ir.."

Pasó el tiempo. Medida de tiempo sin medida. Sólo el sonido del agua al chocar bajo la barca. Los remos, atados por el niño, flotaban mostrando las vetas ajadas por el tiempo, tiempo sólo definible por el paseo semicircular del sol que con su llegada al cenit, desparramaba brillo y color en verdes, malvas, rosados, azules y amarillos. Resplandecientes, brillantes... brillantes... brillantes...
El niño hipnotizado miraba fijamente el agua, ola tras ola, gota tras gota, sal sobre sal. Sus ojos veían la textura de la arena... Infinitos granos y más granos de interminable arena....
Entonces comenzó a gritar:

-"..¡ Arena..!¡Arena..!"

Despertó el viejo, al tiempo que escuchaba el cuerpo tirarse al agua. Al darse vuelta, vio al niño de espaldas, chapoteando con desesperados gestos, mientras seguía gritando:

-"!Arena... Arena..!

Tenía la mirada fija, el contraste del rostro negro con el blanco de los ojos desorbitados, lo impresionaba. Le costó convencerlo de que subiera a la canoa. Ésta se bamboleaba peligrosamente. Al fin lo arrastró, chorreante y jadeando. Cayó dentro de la canoa en éxtasis, desparramando los fétidos gusanos que el niño veía como infinitas hormigas y que en su delirio, quería pisotear con fuerza inusual para su estado.

El viejo lo abrazó fuerte, hasta lograr que se calmara. Así quedó inmóvil tirado sobre el fondo mojado de la barca. Esta se fue estabilizando como meciéndolos en una cariñosa cuna.

Cada tanto se oía el susurro del negrito:
-
"...Arenaaa...Arennaaa...."

El pescador en un último intento pone varios gusanos destrozados en el anzuelo y eleva su mirada implorante al cielo.
Ahora es él quien aprecia los verdes, rosas, amarillos, blancos, azules, todos los colores y matices del mar, del cielo, resplandecientes bajo la luz del sol.
Tira la línea lo más lejos posible. El sonido del mar se convierte en un silencio aplastante, imponente y lo envuelve en la atrapante magia de la naturaleza.

La caña oscila, el niño despierta al escuchar su roce sobre la madera de la barca. Se miran. La sostienen esperanzados. Mano sobre mano, negro sobre blanco, blanco sobre negro.

Recogen el anzuelo. Asombrados y desfallecientes, ven un pez que trata de zafarse de su cautiverio. Brilla al sol, una chorreante estela de agua cae de su cola al mar. Lo recogen con seguridad y delicadeza. El pez es real.
Los rostros expresan alegría, desesperación, ansiedad. La presa está atrapada, sólo queda distribuirla entre los dos. El viejo lo limpia con su navaja y el mar recoge los despojos, aunque le preocupa el hecho de que esos restos puedan atraer algún pez contra el que no se puedan defender.
Devoran más que comen esa carne salada y suave,mastican incluso algunas espinas. Luego el pescador vuelve a su caña. Aún hay unas pocas lombrices, deshechas y malolientes, pone algunas en el anzuelo, posiblemente pique otro...
El negro empuña los remos con renovada energía. Se oye el sonido rítmico al penetrar en el agua. Se ve la pequeña estela del decidido avance. Cruje la madera en cada movimiento.
El niño grita:

-!"Arena, Arena..! ¡Las Dunas!"

Su grito es ronco, estentóreo. Hay agitación en el bote, que se bambolea a cada salto del niño. El desaliento invade al anciano que gira su cansado y encorvado torso mientras piensa:

-“No delirio otra vez...Nooo...”

El brazo color ébano señala firme hacia lejanas aves marinas revoloteando como cometas sobre raras embarcaciones alargadas. Hay puntos móviles color oscuro en rutinaria tarea pesquera.

Mientras el niño y la barca se agitan en alegre bailoteo, el viejo divisa con asombro como dibujadas en el cielo azul, lejanas dunas que no conoce.

Rosa Favale 12-12-02

SANTA ROSA DE LIMA EN BUENOS AIRES

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