viernes, 15 de mayo de 2020

CONVERSACIONES CON EL PAPEL 20




Cuánto hace que no conversamos papel… Un desgano infinito me invade en esta cuarentena. Extraño tanto la movilidad a la que estaba acostumbrada. Pasé solo a tareas que exige esta cuarentena que ya lleva cincuenta días. Limpiar, desinfectar, pensar en compras esenciales, encontrar el medio de hacerlas sin romper esa cuarentena, pero aun así arriesgarme a salir para lo indispensable. Sabes que me gusta elegir lo que compro papel, ver los precios, aunque eso de ver ahora es difícil porque en las verdulerías del barrio no hay precios puestos, atienden de la puerta para afuera así que no se puede controlar la calidad y menos la balanza.  Pobre el que no tiene remanente o que no sabe administrarse cocinar o usar los elementos de la mejor manera para no gastar tanto. La carnicería igual, por respeto a la gente que espera manteniendo su distancia, es difícil elegir rápidamente y más si no está el producto que tenías pensado y reemplazar lo pensado por otra cosa de acuerdo al bolsillo. Esta pandemia no es solo de salud, también la economía la está sufriendo y mucho. A medida que te cuento veo que empecé por las dificultades prácticas. Las otras las del alma y de las emociones son las que más hacen mella en mi carácter y por ello más difíciles de expresar. No poder abrazar, besar, conversar a distancia normal, reírse a carcajadas, todo, todo vedado. Un bozal en la boca. Un bozal en el alma que necesita ese contacto emocional y físico. Me hace bien hablar contigo papel, creí que no iba a poder hacerlo. Tanto es lo que uno se retiene, que no se permite, que hasta hablar con el papel se hace difícil. Se extrañan los grandes amores, los pequeños amores, los grandes afectos, los pequeños afectos, se extrañan las conversaciones profundas y las intrascendentes. Ahora todo se limita a: ¿Estás bien, tus hijos bien, tus nietos bien? Las contestaciones clásicas y la misma pregunta por el otro lado del teléfono o WhatsApp. No se quiere tocar el tema de la pandemia papel, pero sin proponérselo todos caen en ello. También está la alegría exagerada a veces, la despreocupación por algunas cosas, en fin, todo anormal. Y la despedida siempre con lo mismo, recomendaciones, consejos, y otra vez lo mismo papel. Hice unas calles más el otro día para ir a la Farmacia, las piernas no eran las mismas, el equilibrio y la sensación propioceptiva requerían más atención, más cuando el “bozal” no te deja ver bien hacia abajo. Atención, atención me repito y me enderezo y coloco la espalda porque sé que todo depende de una buena postura. La gente mira con un poco de desconfianza papel, yo también y trato de mantener la distancia que a su vez ellos mantienen prudentemente. Parece que me he soltado papel, hace rato que no hablo tanto con nadie. Así como uno parece un niño cuando se larga a caminar, no sé si podré mantener una conversación inteligente, amena o mínimamente entretenida. Menos mal que a los demás les pasará lo mismo. La vida es así, mal o bien todo se repite y a todos nos pasan cosas parecidas si no iguales. Ya sé papel, ahora termina mi verborragia (linda palabra) será hasta la próxima y gracias por tu paciente escucha.

9 comentarios:

Francisco Espada dijo...

Hace días usé esa misma palabra, "bozal" para referirme a esas emociones que se filtran junto a la pandemia que queremos evitar, Es un tiempo difícil para lo creativo porque no somos libres, y sin libertad toda expresión viene condicionada. Me gustó tu relato, Rosa María.
Un abrazo.

Mari-Pi-R dijo...

Todo se hace difícil en estos días de confinamiento. Ahora ya podemos salir a dar algún paseo, la economía es muy dura en todo el mundo, que podamos salirnos de esta pandemia y que no nos vayamos al otro mundo demasiado deprisa, es lo que importa en cierto modo.
Un abrazo.

Senior Citizen dijo...

He leído varias veces que muchos de los que salgan vivos de esta crisis, van a quedar con secuelas psicológicas y mentales. Y debemos tener cuidado con eso, pues el virus puede atacarnos o no, pero si salimos de esto con la cabeza mal... será peor que el virus.

RosaMaría dijo...

FRANCISCO ESPADA: gracias, eres muy generoso en tu comentario. Realmente me siento trabada, debe ser por "no aflojar" como decimos por aquí que mido las emociones. A veces me desbordan igual. Gracias otra vez. Un abrazo grandote
MARI-PI-R: Es realmente así, agregado el hecho de que también preocupa la salud y situación de nuestros seres queridos y los allegados. Deseo que estés bien. Gracias por venir, te mando un cariñoso beso.
SENIOR CITIZEN: jajaja... si ya teníamos la cabeza mal que nos espera para luego de esto. Va para largo así que mejor tratar de equilibrarse. Gracias por venir y por "ponerme en mi lugar"Beso grandote

Tawaki dijo...

Son momentos muy difíciles en los que no hay otra que adaptarse, porque son tantas las cosas que nos hemos visto obligados a cambiar, que el cuerpo, (y sobre todo la mente) se resienten. Escribir ayuda, al igual que comunicarse con los demás, sea por teléfono, skype, whatsapp o correo. Es algo que conviene hacer antes de que sea demasiado tarde.

Y pensar que poco a poco se irán relajando las restricciones, cuando lo más grave haya sido contenido, pues no todo es oscuridad; hay luz al final del túnel. ¡Ánimo!

Senior Citizen dijo...

Amigo Tawaki, tú siempre tan optimista... ¿No será esa luz del túnel un tren que viene en sentido contrario?

RosaMaría dijo...

TAWAKI:en realidad esto me agota, la limpieza, el encierro menguan la fuerza mental que no la física, pero todo es un círculo que conduce a lo mismo. Aquí se relajaron las restricciones pero se volvió a la cuarentena porque hay muchos irresponsables haciendo fiestas fabulosas, casamientos, baby shawers, en fin, la gente no tiene sesera. Un abrazo grande y gracias por estar siempre.
SENIOR CITIZEN: Da alegría ver el intercambio cariñoso. Un abrazo y hasta pronto.

TORO SALVAJE dijo...

Aquí ya se apuntaba la despedida.

Que sea corta.

RosaMaría dijo...

TORO SALVAJE: mira por donde, recién veo tu comentario. Beso tardío pero siempre cariñoso

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