¿Qué siente
esa señora que se hizo mayor sin darse cuenta? Hoy siente que se acerca la
primavera y el recogimiento al que invita el invierno se aleja y todo
predispone a florecer renovarse y bailar al compás de la música. Suena el
teléfono. El clásico llamado matutino de su hermano interrumpe la acción: -¿Qué
hacés? - “Bailo” - ¿Qué? – “Bailo, en vez de hacer gimnasia, bailo..” - Vos estás cada día más loca – “¿Vos
bien?” - Igual que siempre, hasta luego – “Hasta
luego hermanito” El llamado es breve, empieza y termina como todos los días. La
señora mayor sigue en el baile de la vida. La vida propone otro ritmo cada día
y hay que bailar el ritmo que se presente aunque no agrade. Hoy la señora mayor
decide ponerle la alegría de la primavera que viene bailando con música o sin
música, ya se verá que baile propone. ¿Quién me quita lo bailao? Dice el refrán
y ella lo aplica para compensar los días que el baile no le gustó. Piensa que
es muy triste bailar siempre la misma música. Cambiando la música interior puede
afrontar los cambios de baile que le presenta la vida que siempre tiene un
baile distinto. Bailar, siempre bailar que cada uno tiene su baile. Bailar
hasta que las velas no ardan y el baile termine.