martes, 23 de diciembre de 2008

EL VIEJO PARAGUAS

Lo cerró tratando de no mojarse. La lluvia era intensa, miró el cielo con ojos blandos. Entró en la estación. Quería llegar pronto a la casa de su infancia. Miró su billete, aún faltaba una hora para la salida.

Entró a la cafetería de la estación y dejó el chorreante paraguas en el paragüero.

Pidió un café con leche caliente y dos tostadas. El cristal empañado no dejaba ver hacia el exterior.

Se adentró en sí mismo rememorando el clásico olor de los desayunos de su niñez. El padre en una punta de la mesa, su hermano menor, él mismo con su pelo liso y reluciente, la madre solícita...

El camarero trajo lo pedido. No cabían las comparaciones, aunque también fue reconfortante beber ese café con leche. Pagó, salió, subió al autobús. Su pelo blanco y raleando se reflejaba en el cristal de la ventanilla.

Al llegar a su ciudad natal y bajo la llovizna implacable se acordó de su viejo paraguas. El también pasaría a ser parte de sus recuerdos.

sábado, 29 de noviembre de 2008

ELLA

ME ENCANTA MI NUEVO ASPECTO
Ella me miraba con ojos suplicantes, pero yo estaba decidido a seguir en mis trece.
Vaya - me dijo, - Creía que todavía sentías algo por mí -
Yo observé su boca húmeda y su naricita insinuante. En otros tiempos me desvivía por ella, pero diversos acontecimientos habían separado nuestras vidas.Volví a mirarla, lo hice con detenimiento, ella emitía un leve jadeo insinuante cerca de mi oreja.
No me produce nada – pensé - Realmente estoy seguro de mi decisión –
Ella insistía girando a mi alrededor, yo indiferente seguía mi camino, no pensaba parar, pero ella me seguía tratando de acompasar su ritmo al mío dando pequeños saltitos.Ya me estaba empezando a molestar, así que aceleré el paso.
Al fin había llegado. Me recibieron encantados, sabía que me esperaban.
Ella entró detrás de mí, supongo que también la esperaban. ¡Menuda coincidencia!
En realidad me fastidiaba un poco que entrara conmigo. Quería que ese día fuera inolvidable para mí. Era un paso trascendental en mi vida. Bueno tampoco era que me importara mucho, era una decisión normal en estos tiempos.
Me fastidió que la atendieran primero. Aún así seguía observándome con su mirada lánguida y turbadora. Al fin llegó mi turno.
Ella ya estaba en su sitio, sentada al calorcito para secarse.
Cuando terminaron conmigo, me sentaron a su lado. Mala suerte la mía. La miré con cierto resquemor. Me miró extrañada, creo que al fin empezaba a comprender. No me pesó. Al contrario me sentí muy bien como estaba. Puede ser que así comprendiera que ya no había nada entre nosotros.Hoy completaba mi transformación plenamente satisfecho.
Ella sentada a mi lado estaba confundida Ahora me miraba con asombro, su lengüita roja asomaba por la boca abierta, pero ya no acercó su leve jadeo a mi oreja.
¡Al fin lo había comprendido!
Desde hoy solo sería mi amiga si entendía que me podía aceptar tal como era.
Me miré al espejo satisfecho...

ME ENCANTA MI NUEVO ASPECTO....

domingo, 2 de noviembre de 2008

EL CABALLERO DE LAS BOTAS AZULES (inspirado en el maravilloso cuento de Rosalía de Castro del mismo nombre)

Llegó a la pequeña ciudad de Sinfonía una calurosa tarde del primer día de Agosto.
Las damas del lugar reunidas en la plaza de Do Mayor paseaban bajo los antiguos soportales luciendo peinados y vestidos acordes con las últimas tendencias de París o Londres. Sus niños magníficamente ataviados tenían modales tan rebuscados como los de sus madres que se encargaban de reforzarlos con miradas aprobatorias o no.
Los hombres sufrían bajo las camisas y chaquetas los efectos de las altas temperaturas secando el sudor de sus frentes con blanquísimos pañuelos sin intervenir en las recriminaciones maternas.
Los jóvenes y las muchachas sopesaban por el atuendo, actitud y gasto en las mesas que ocupaban ante sorbetes, helados o refrescos, el nivel económico de cada quien.
Pero desde que había llegado ese caballero de las extrañas botas, el ritmo de la ciudad había cambiado, ya no era la ciudad armoniosa de siempre.
Las muchachas se esmeraban en competir con tocados y joyas para seducir a ese apuesto joven que se alojaba en la fastuosa mansión, desocupada hasta entonces.
El duque - al fin se supo que lo era - llegó a la plaza caminando sobre sus relucientes botas, luciendo su estampa atildada pero sin afectación, saludando a diestra y siniestra con gran sonrisa. Él sabía que saludaba a la parte buena y mala de cada uno, por eso inclinaba dos veces la cabeza a la derecha y una a la izquierda.
Al instalarse en la mesa pidió agua tibia entregando un pergamino enrollado al lacayo que siempre lo acompañaba.
En la plaza de Do Mayor se hizo un profundo silencio al ver que el criado lo desplegaba y se disponía a leer.
Al entonar las palabras su voz fue brillante:

El que quiera concurrir
el día treinta a la mansión
a las diez debe asistir,
con suma puntualidad…

Un crescendo de agudos femeninos fue apagado por los golpes rítmicos que el Duque daba con el vaso en la mesa. Se hizo silencio y el criado prosiguió:

Puesto que habrá colación
se les ruega anticipar
cuántos han de concurrir
a esta inauguración.
Para ello una tarjeta
con su nombre entregarán
para ponerla en la mesa
que el Duque designará.

Entonces se escucharon diversas expresiones: brillantes, con misterio, con dolore, capriccioso, maestoso, flebile, patético, pomposo, con fuoco… Voces femeninas y masculinas, jóvenes y mayores, todos al unísono, fuerte o suave, moderato o alegre, vivace o andante, en acordes disminuídos o aumentados, modulando tonalidades que formaban un todo enarmónico.
Los cristales de negocios y casas acompañaban con trémolos y trinos ese fraseo incesante. Tal era la intensidad de los comentarios que nadie advirtió que el caballero de las botas azules se retiraba prestísimo de la plaza que lentamente fue quedando vacía.
Al día siguiente gran parte de los vecinos de Sinfonía acudieron al banco, otros al prestamista. Varios fueron a vender algunas pertenencias, todos para estar a la altura de tan importante invitación. Las mujeres no hablaban más que de lo que se pondrían, preocupándose muchísimo por el atuendo de las hijas casaderas. Las más adineradas viajaron a París o Londres a comprar telas y accesorios. (Danny Speas-1999)
En tanto, unos hombres consultaban a zapateros especializados a fin de conseguir unas botas iguales o por lo menos parecidas a las del duque, otros fueron con sus mujeres a Alemania y algunos viajaron a Italia por el original calzado. Fue inútil, ninguno pudo saber de qué material eran y como lograr ese color tan especial.
Hubo quien se coló en la mansión para averiguarlo, aunque no pudo llegar hasta el armario que guardaba el preciado secreto. Contaba, eso sí, que el lugar era de ensueño; las habitaciones tenían las paredes tapizadas de blanco con arabescos en rojo y oro. Los sillones y elementos eran rojos con detalles invertidos que hacían un efecto impactante.
Dijo que el jardín era inmenso con frescas glorietas donde se enredaban rosas de todo tipo, olor y color. Había además un gran lago artificial que se atravesaba por un puente cubierto de glicinas en flor que perfumaban el lugar.
Ese quien - panadero de Sinfonía - narró todo ello con lujo de detalles a los que estaban interesados no sin antes recibir una cierta cantidad “por su riesgosa osadía”. Una vez saciada la curiosidad y llena la caja convino con su mujer y sus hijas que emplearían lo ganado en renovar el local, la maquinaria y por ende los productos de su panadería.
La pequeña ciudad era todo preparativo, las modistas estaban atareadísimas, las señoras malhumoradas por los retrasos, los zapateros nunca habían hecho tantos pares de botas y de formas tan variadas, las peluqueras se afanaban transpirando al calor de planchas y planchitas para pelo en diversas pruebas de peinados y maquillajes. Así todos los negocios del lugar vieron un gran incremento en las ventas que supieron aprovechar muy bien.
Llegó el día treinta y en Sinfonía todos los habitantes del pueblo que se veían acicalados, emperifollados, enjoyados y calzados a la última acudieron puntuales a la mansión.
Cada uno ocupó la mesa con su nombre. Estas eran rojas como las sillas y la vajilla blanca tenía filetes de oro. Estaban ubicadas bajo una enormes stores de seda blanca que unidos en una alta punta formaban un pararrayos fosforescente. El piso del mismo color estaba unido a los laterales de la tela completando el decorado que los aislaba totalmente del exterior.
Todos elogiaron el detalle, por si hacía mal tiempo.
No se oía ningún ruido. Cuando todos estuvieron ubicados, sonó una hermosa música acorde al nombre de la ciudad. Enseguida se encendieron las luces hasta deslumbrar. Los convidados estaban expectantes y mudos. Entonces apareció el criado anunciando que el caballero de las botas azules había tenido un inconveniente y que se retrasaría un poco por lo que les rogaba lo disculparan. La gente asintió sin hablar.
Cuando había pasado otra hora algunos empezaron a quejarse suavemente por la descortesía del Duque. Las madres y las hijas pedían silencio a sus respectivos maridos y padres y contenían las ganas de probar los exquisitos manjares y bebidas que había sobre las mesas.
Pasó una hora más cuando el criado anunció a su señor que apareció sencillamente vestido con una gran caja en las manos. Venía sin calzar. Saludó sonriendo. La gente desconcertada no atinó siquiera a contestar. Con breves palabras agradeció su presencia y los invitó a comenzar con el festejo.
Las delicias atraían a todos pues había platos nunca vistos. Mientras tanto el duque abrió la caja extrayendo de ella las curiosas botas azules, las mostró a los concurrentes que las miraban maravillados pues brillaban más que nunca. Pasaba entre ellos sosteniéndolas en alto.
Cuando concluyó de mostrarlas las soltó y ante el asombro de todos, las botas revolotearon de mesa en mesa, evitando ser tocadas por los más ávidos. Luego comenzaron a elevarse lentamente hacia la parte más alta del curioso salón, hacia el pararrayos tan fosforescente como las propias botas.
Las cabezas hicieron lo mismo. La sinfonía que antes escuchaban se hacía cada vez más suave.
Estaban tan embelesados mirando las maravillosas botas brillando en lo alto, que no sintieron como la carpa se elevaba hacia el infinito llevándolos lejos de la ciudad de Sinfonía.

jueves, 26 de junio de 2008

EL MAR EN RIAZOR - CORUÑA - GALICIA

Incansable viejo - niño
constructor y destructor
juguetón bravo - bravío
generoso proveedor.

Reposado y calmo mar
que a mis ojos se prestaba
pues mirando el horizonte
a mi mente acicateaba.

Tengo el olor del salitre
en mi memoria fijado
sal y espuma, yodo y algas
que en la orilla reposaban.

Es guardián de mil secretos
constructor y destructor
incitante - relajante
generoso proveedor.

Hasta mis pies llegó ufano
incitándome a viajar
mar afuera alma adentro
el lejano y viejo mar.

Hoy lo evoco viejo - niño
bravo - bravío - constante
que acariciando la costa
arena y rocas modela.

Recordando aquel perjume
afincada en el no-mar
yodo y alga, arena y roca
en mi siempre quedarán.

viernes, 23 de mayo de 2008

ORBALLO DE AMOR (Lluvia de amor)

Es lo que cae sobre mi corazón al dejar Galicia...
Es lo que me acompañará en esta nueva etapa de mi vida...
Es lo que recibí de todos mis amigos y amigas, de mis pacientes, de mis alumnos...
Es lo que me colma y realiza como ser humano.
Es lo que me brinda Coruña en estos días tan suyos, nublados, lluviosos, que invitan al recogimiento interior, donde quedan adheridas como pulpos las vivencias en mi alma.
Cosas pequeñas, triviales pero entrañables para atesorar como sin obviar ninguna.
Gestos de amor estampados a fuego, cada uno con su característica, con su forma particular de brindarse, de recibirme, de despedirme, de halagarme, de abrazarme aún sin abrazo, de contenerme y de quererme.
No hay distancia, estaremos para siempre el uno, la una, en la memoria del otro, la otra... sabiendo que en el camino que nos tocó recorrer algo nos enriqueció, nos hizo crecer, cambiar, elegir, madurar, aprender juntos....

En esta mañana de orballo en el tren rumbo a Vigo (como si del tren de la vida se tratara), veo la lluvia caer como una bendición, como mi bautismo a una nueva etapa en la vida.
Dejo mi reconocimiento y amor a las amigas y amigos que compartieron mi camino en España

A TODOS Y TODAS: ¡¡GRACIAS!!

miércoles, 30 de abril de 2008

A PARTIR DEL 2 DE MAYO ESTE BLOG QUEDA EN SUSPENSO: GRACIAS POR COMPRENDERLO

EL QUE QUIERE PUEDE (Reflexiones hasta que reabra el blog)

Sí, somos todos capaces de hacerlo, aunque tomar la decisión no es fácil, por eso son muchos lo que no lo realizan.
En mi caso fue cortar con todo de golpe solo con la ropa y algunos recuerdos.
Alejarme de la familia fue lo más duro.
Trasladarme a un país nuevo, incorporar costumbres diferentes, empezar a buscar trabajo, cambiar de trabajo, evaluar posibilidades de trabajo por cuenta propia, decidirme, organizarlo, sacar permisos, hacer una inversión cuidando hasta el mínimo detalle y gasto.
No tener amigos, estar sola totalmente, hasta forjarlos de nuevo, aunque amigos con otros intereses y otras formas de relacionarse de entender las cosas, otras comidas, otras costumbres.
Tragarse el orgullo de lo que uno hizo y que se hace de diferente manera, con otras tramitaciones y nomenclaturas para adaptarse a lo nuevo por hacer. Acomodarse a horarios, semáforos, formas de conducir y relacionarse diferentes.
Aprender expresiones y recordar las diferencias para tratar de no imponer lo que uno trae en su haber y por ende tragar con lo nuevo y sobre todo sonreír y ser amable siempre sin denotar la tristeza y el desconcierto de los primeros tiempos.
Luego viene la adaptación, pues sí, todos somos capaces de cambiar conductas y costumbres lo que trae aparejado cambiar un poco la forma de ser, madurar, tratar de hacer valer el propio punto de vista sin que sea malinterpretado.
Eso trae crecimiento.
Y luego está el otro cambio, el que hay que volver a reinventar, revertir todo cuando vuelves a tu lugar de origen, al lugar del que te fuiste, al lugar que ahora está ocupado y que hay que retomar compartiendo y tratando de que compartan y en el que además todo cambió pues el tiempo trae inexorables cambios y no todos agradables.
La tolerancia, paciencia, adaptación, sentido del humor, sentimientos y emociones que hay que desarrollar, afinar y controlar es mucha, en fin no me quiero ir por las ramas.
Pero el que quiere: puede.

sábado, 26 de abril de 2008

EL REY NKONGOLO

La leyenda surgió de otras leyendas que entretejí recreándolas a mi manera...


SERPIENTE ARCO IRIS -Mural en la calle Spinstraat 199en Amsterdam - HolandaSu autor: PATRIES VAN ELSEN - Año 1999


El cielo se calmó. El sol asomado en alguna parte daba forma a un amplio Arco Iris. Era espectacular. Tanto en su largo como en su ancho desplegaba sus vistosos colores desde el fondo de las Cataratas de Tissitat hacia el cielo.Las abundantes lluvias aumentaron el caudal ocre del Nilo Azul, formando saltos espectaculares que la pequeña Minia miraba fascinada desde lo alto.
Estirada cuan larga era sobre la exuberante vegetación, Minia se dejaba invadir por el descomunal ruido sumergiéndose en el placer del espectáculo total con todos sus sentidos. Percibía los olores de las distintas especies de árboles y arbustos y también del agua cargada de sedimentos y minerales. Y aún así le hubiera gustado sumergirse hasta lo más profundo. “Sabía” que alguna vez estuvo allí y sentía deseos de volver al seno de esas aguas turbulentas.Llevaba el pelo brillante y negro en diminutas trenzas estiradas hacia atrás, su frente amplia formaba un óvalo perfecto hasta el mentón. Ojos nariz y boca, profundamente negros, eran exuberantes como la propia vegetación.
Observaba hipnotizada hacia la profundidad: el Tisoha (ó “humo de agua” como le llamaban los lugareños) lo invadía todo.Esperaba el gran momento, ella sabía que el misterio estaba en las aguas.
¿O tal vez en el Arco Iris?
Sus ojos fijos, muy abiertos, desafiaban la luz del sol sin cerrarse..
De pronto resonó un trueno poderoso que interrumpió su estatismo, el Arco Iris estalló en más colores deformándose, algo se enroscó en él que se estiró y se estiró en una larga cola que quedó sumergida en las aguas.
Era Chinawezi que resurgía.
La potencia de su cuerpo elevaba chorros que formaban infinitos Arco Iris. Minia quería agarrarlos y estiraba al máximo sus brazos que brillaban más que nunca con el vapor reinante.
Chinawezi reparando en ella comenzó a moverse en desordenado espiral, su potencia serpentina dejó libre al Arco iris y con la misma fuerza que había surgido de él elevó su cabeza al cielo desafiando al sol con sus ojos sin párpados.
Minia estiraba aún más su negro cuerpo. Sentía como Chinawezi la envolvía con húmeda suavidad. La estrujaba con la sabiduría y decisión de los anfibios.
Siete anillos la aprisionaban con firme levedad, siete divisiones de la creación que iban dejando sus huellas sobre el cuerpo de Minia que se estiraba y se estiraba tomando la misma serpentina forma de Chinawezi.
Los ojos de Minia también miraban fijamente al Sol; luego su ofidia cabeza se introdujo en el cielo, su cuerpo sinuoso mostraba sobre las escamas, el dibujo de siete brillantes anillos negros en perfecta simetría. Su larga cola se sumergió en las aguas tan estrepitosamente como lo hacía Chinawezi.
Ella misma era la gestora de múltiples Arco Iris sacudiendo con energía ancestral las aguas subterráneas.
Hubo un remolino de mutuo reconocimiento.
Luego todo se calmó.
La naturaleza recobró su ritmo. Las Cataratas del Tissitat seguían cayendo con la estrepitosa turbulencia de siempre.El ciclo se había cumplido y Minia volvía a sus orígenes.
Chinawezi poco a poco fue regresando a su raíz de serpiente cósmica, a fundirse nuevamente en los colores del Gran Arco que surgía de las profundidades hacia el cielo.
Entonces se produjo su renacimiento y volvió a ser el rey;
Nkongolo... El Rey Arco Iris.

jueves, 17 de abril de 2008

JAQUE AL JUEZ

- El juicio se pospone para Julio dos – dijo el Juez jurando mentalmente.

- “Este jactancioso no me joroba en un jueves” pensaba el jurista – “Justo en julio se

acaba su judicatura. Juraría que es una jugarreta para no juzgar a mi joven

defendido”.

Se acercó al Juez diciendo:

- El Sr. Juez olvida que no tendrá jurisprudencia el jueves dos de julio –

El juez fue justo y dijo digiriendo un juramento:

- El jurado se reunirá el jueves 25 para este juicio –

José Jumento, el acusado, se jactaba jubiloso diciendo por lo bajo:

- Jaque al Juez. -

viernes, 11 de abril de 2008

Qué grata sorpresa!


También mis relatos tiene otro premio otorgado por:

http://lali-yo-isol.blogspot.com/

Lo agradezco de corazón y también de corazón se lo otorgo a:

http://modessukaldari.blogspot.com/

http://caticobas.blogspot.com/

http://jonaxdilustrador.blogspot.com/

Los tres son sumamente diferentes pero con una gran sensibilidad creadora.

Gracias a TODOS...

martes, 8 de abril de 2008

COMO LA VIDA MISMA

ÉL:

No puedo decir que ella haya sido mala, al contrario aún recuerdo sus amorosas manos sobre mí, limpiando mis heridas, acariciándome con esos dedos a veces suaves y a veces enérgicos, pero siempre decididos rápidos que me incitaban a buscar más y más en mis entrañas para devolverle tanto cariño. Lo que no me gustó es que la despedida haya sido tan inesperada pero la comprendo, sus urgencias son mayores que las mías, estos últimos tiempos no estuve a su nivel de exigencia. Fue duro lo de mi enfermedad creo que eso la decidió a buscar otros rumbos. Siempre añoraré su cara frente a la mía, su boca con un mohín de concentración, de alegría, de interés, de arrobamiento o de sorpresa. Sé que siente lo que le digo porque nos unieron muchas cosas bellas, locas, disparatadas, tristes, un sin fin de recorridos por la vida y por el mundo donde los dos dimos mucho aprendiendo, indagando, disfrutando y buscando. Nuestra unión fue maravillosa hasta que duró. Espero que sea feliz, que la suerte la acompañe y que encuentre lo que busca.

ELLA:

No puedo decir que él haya sido malo, al contrario siempre admiré su paciencia, aguantando algunas salidas fuertes frente a su pasividad al contestarme o al desaparecer inesperadamente, aunque siempre volvía paciente y solícito a todo lo que yo necesitara. Me siento un poco ingrata al haberlo dejado ir sin más, fue mucho lo que me brindó, lo que me enseñó, lo que me acompañó en horas y horas especialmente cuando estaba desvelada siempre a mi lado, fiel y compañero, un enamorado inconmovible. Siento que no me porté muy bien con él pues ahora que estaba enfermo, que necesitaba mi compañía, lo he dejado solo. Existe la posibilidad de que otras manos lo ayuden y recorran pero por ahora está solo. Nuestra unión fue maravillosa hasta que duró. Espero que sea feliz, que la suerte lo acompañe y que encuentre una persona que lo estimule, acaricie y que extraiga todo lo bueno que siempre habrá en él.

EL OTRO:

Me encuentro frente a ella, es rápida, inquisitiva, inexperta para lo que yo puedo dar, pero ya le enseñaré lo que debe hacer. Se la ve dispuesta a intentar cosas nuevas, me hace sentir inseguro, parece mentira que con mi gran capacidad y experiencia, me haga sentir así, de acá para allá, yendo y viniendo para satisfacer sus deseos. Acierta con mi forma de hacer las cosas pero cuando se equivoca me mira con ojos tan abiertos e interesados que me estremece, su boca se aprieta en vez de abrirse, aunque cuando ve lo que quiero y encuentra lo que desea sonríe feliz. Sus dedos son increíbles, dan órdenes rápidas, ligeras, seguras y entonces me pongo a su nivel y respondo, compruebo que lo mío le gusta aunque me desconozca y sigue probando con sus manos ágiles al ver que sigo sus impulsos que por supuesto son los míos. Espero que sea feliz, que la suerte nos acompañe y encuentre en mí todo lo que busca y necesite.

ELLA:
Confieso que me siento un poco ingrata al no haberme despedido de mi "ex compañero" correctamente, fue todo tan inesperado que no me dio tiempo. Pero las decisiones a veces se toman así, rápida e intempestivamente, por eso es que te confieso que me apabulla un poco tenerte delante de mí. Te doy la bienvenida a mi vida. Sé que no sabré cómo motivarte para hacer lo que digo, que no sabrás muy bien como responder a mis reclamos, pero estoy segura de que haremos buena pareja, a tu lado aprenderé formas nuevas y juntos recorreremos lugares que yo no conocía. Estoy segura que tendré que aprender otra manera de expresarme y que me enseñarás pacientemente. Haré todo lo posible para estar a tu altura. Por de pronto te diré que me gusta mucho tu aspecto, me encanta la rapidez con que vas y vienes, con que respondes a todo lo que te pido, aunque yo dude un poco, no por timidez si no porque te confieso que me intimidas con toda tu sapiencia. Espero que seas feliz conmigo, que la suerte nos acompañe y juntos encontremos lo que buscamos y necesitamos.

lunes, 31 de marzo de 2008

Este rectángulo inteligente se va a la clínica


Por unos días me interno... tengo fiebre... según mi médico favorito tengo un virus. Seguro me vaciarán y me pondrán a régimen, pero no importa a la vuelta mi querida dueña volverá a darle al teclado y mi fabulosa mente transcribirá sus pensamientos.
No es contagioso, pero no ando bien, vieron cuando uno se levanta, se acuesta, se duerme, se despierta lento... lento... luego sin razón me evado... me voy... bueno así estoy yo.
Espero que se acuerden de mi hasta que vuelva repuesto para seguir en contacto. Me voy a la clínica contento, no sé porqué mi dueña protesta tanto... los veo pronto.

Besos del fabuloso 98 que tiene resto para rato.

viernes, 28 de marzo de 2008

DIÁLOGO CON MI DUEÑA

¿Otra vez me vas a dar con esa cuchara?
Mi pobre freezer se desprende del hielo cuando me das con esa madera cóncava sin desenchufarme ni descongelarme... Menos mal que mi sistema de refrigeración es “no frost”, si no, también lo martirizarías.
Los inquilinos anteriores no me daban tanto la lata pero estaba hasta arriba de escarcha cubriendo las cubiteras. Claro que no ponían nada, y que tampoco las cambiaron como vos. Fue un buen regalo al conocernos, todo un detalle pues las otras cubiteras estaban rotas se caía todo el líquido y mi compresor trabajaba un poco forzado...
Podríamos decir que regulaste mi corazón con eso... y con cambiarme de lugar...
¡Uff. ! ¡Cuánto calor me daba estar al lado de la cocina. ! Tenía que trabajar a toda marcha y transpirando constantemente. Ahora por suerte no. Según me pareció escucharte no es lo más estético, pero es cierto que estoy más cómoda entre las dos ventanas que dan al patio de luz. Y tenías razón; ahora ventilo mejor.
Eso sí. Sos un poco extraña... ¡Qué ocurrencia poner los envases de yogur vacíos y apilados en mi freezer! Lo entendí un poco el día que sacaste varios y volvieron llenos de caldo unos y con salsa bolognesa otros bien cubiertos con plástico transparente.
Fue original tenerlos en fila. Los congelé rápido. Sabés que soy eficiente. Luego les diste alineación definitiva unos sobre otros... ¡Divertida mi nueva dueña!
¡Jajaja..! ¿Y cuando guardás el café, la sal, el aceite usado, algunas cremas para la cara, en inclusive las gotas de los ojos, las lentillas y hasta el líquido para limpiarlas en mi refrigerador... ? ¡Es el summun...!
Tus amigas lo repiten con asombro: ¿La sal en la heladera? ¿ El café aquí?... y yo aprendo los nombres de todo. ¡Por algo soy una heladera de 4 estrellas!.
Tengo categoría R- 134 y te escuché decir que ahora ya me reemplaza la R-600 que es lo mejor hasta hoy. Pero te aseguro que yo también soy ecológica así que ni se te ocurra separarme de vos. Siento que formamos un buen equipo.
El otro día me encantó que guardaras eso que llamaste ensalada de frutas. El cristal dejaba ver los colores y no era tan rutinario como el cartón de leche o las latas de gaseosa o cerveza. Ya no me sentí tan ST como cuando salí de fábrica, tenía yo un cierto complejo por no ser T. Dicen que es mejor ser Tropical que Subtropical. Pues me gané el título de ST con ese colorido que además olía bien...
Solo lamento no serlo cuando mi enemigo el horno, eleva la temperatura ambiente a más de 35º. Ahí sí que sudo y mi compresor trabaja forzándose. Aunque en esos casos ni las Tropicales estarían cómodas soportando más de 43º C, sin perder los valores internos de frío. Pero dejemos los tecnicismos y hablemos de nuestra interacción.
Ese pote con levadura de cerveza en polvo que se cayó el otro día...,¿para qué lo usás? Sos un poco rara...Pero estuve encantada de enfriar los flancitos que pusiste. Estaban relucientes con el Dulce de leche que guardás en mi puerta. Lo que no entiendo es cómo le diste esa forma acanalada (al dulce) porque siempre te veo meter el dedo en el frasco y llevártelo a la puerta que abrís en tu cara, es decir eso que llamás boca y que se mueve haciendo extraños ruidos cuando decís: “ Se me hace agua la boca” y el dedo sale pero el dulce no...
También les pusiste un gracioso copete de crema que tenía yo enfriando y a la que le diste con un elemento rápido después de ponerle un polvo blanco que la espesó, ahí fue cuando me di cuenta que la forma acanalada se la diste con eso que buscabas diciendo: “Dónde estará la manga...” “Donde estará la manga...”
Pues nada... Podría decir muchas cosas de vos. Unas de las que no me gustan es que pongas las cosas calientes. Menos mal que son pocas veces..., porque mi pobre compresor tiene que ir a toda marcha... ¿No te das cuenta que forzás mi corazón?
Y esa media cebolla envuelta en plástico que pusiste en el cajón de las verduras... ¡olía fatal envuelta y todo..! ¡Qué manía la tuya! ¿No podrías usarla entera?
Uff..! Y todo lo que ponés arriba mío... Aunque a eso estoy resignada... La balancita que va y viene a la mesa, las latas que después ubicás en la alacena, esa maceta inestable, ¿porqué no la dejás al sol y listo?.
A veces tengo ganas de estornudar para quitármelas de encima. Al igual que el sol de cerámica, la bruja con su escoba, el pez azul que sostiene papelitos escritos, las frutas que no huelen, el pequeño almanaque, todo eso adherido a mi puerta. Lástima que no pueda hacerlo, pues ni bien las acercaste, se pegaron como por arte de magia.
Eso no es justo. Mi pintura es blanca, lisa, brillante... Ya viste lo hermosa que soy cuando sacás todas esas porquerías y me limpiás. Quedo reluciente... Como nueva..., y respiro...
Lástima mis manijas; y no repitas que no soy de buena calidad! Vos me tratás bien. ¡Pero vieras los anteriores..! A propósito, ese pegamento no es fuerte, intentá con el otro, ese pequeñito que guardás al lado de los huevos.., voy a tratar de pegar mejor.
Pese a todo te agradezco que me cuides tan bien...
Otra cosa... cuando cerrás mi puerta con la parte de atrás, esa redondita que tenés abajo... al darte vuelta del otro lado, cuando no se te ve la cara, es suave, pero me gusta más cuando me cerrás con la mano.
¡Ah.., si me pudieras oír..! ¡Te aseguro desde lo más profundo de mis anaqueles que nos llevaríamos mucho mejor de lo que nos hemos llevado hasta ahora.!

martes, 11 de marzo de 2008

EL "ARENISMO" (Visiones)


Hacía horas que el anciano remaba inútilmente. La fuerza de la corriente era superior a la suya. Se había aventurado más allá de sus límites al ver flotando ese pequeño cuerpo que ahora dormía profundamente en el fondo de la barca. Era un niño de unos diez años, muy delgado, de tez negra. Lo recogió rendido y hambriento ya sin fuerzas para seguir nadando. Ahora dormía respirando con dificultad.

A pesar de haberlo cubierto con su chaqueta se notaba un pequeño temblor en su cuerpo. A ratos, le daba de beber de su cantimplora, pocas gotas, que esos labios gruesos y resecos sorbían levemente. Cada tanto, el negrito abría los ojos mirando con desesperación a su alrededor. Él trataba de calmarlo, aunque también estaba inquieto, pues la inmensidad del mar no le dejaba ver el puerto de su aldea.

La niebla que caía sobre el mar los fue invadiendo y lentamente la noche se cerró sobre ellos. Guardó cuidadosamente los elementos de pesca, ajustó los remos atándolos con la soga de amarre, y se dispuso a dormir. El niño negro parecía formar parte del paisaje . Al rodearlo con sus brazos, tuvo la impresión de abrazar la noche. Estremeciéndose lamentó no haber traído más abrigo. El cielo se había despejado y la luna, apenas creciente, rolaba en el mar en su nocturna danza. Infinitos pozos oscuros rodeaban las estrellas. No supo si se durmió mirándolas o porque ellas lo miraban a él.

Llegaba el día y la luz del amanecer producía destellos luminosos en la superficie. A lo lejos, solo el horizonte rosado presagiaba un hermoso día de sol. El anciano lamentó no haber puesto más provisiones, buscó la botella, bebió un pequeño sorbo de agua y mojó los labios del niño que se despertó confortado por el descanso y el calor del abrazo nocturno. Sólo se oía el ruido del agua.
El viejo preguntó su nombre, él sólo respondió:

- "Soy del reino de las Dunas"

Desplegaron la caña poniendo en el pequeño anzuelo largas lombrices.
El negrito dijo:

- "Tengo mucha hambre" -

El viejo le alcanzó la botella que ya estaba en mínimos. Mientras, expertamente lanzó la línea que hendía el aire con silbido de látigo y caía al mar. Estuvieron así varias horas. El agua se había terminado. El viejo juntaba fuerzas, también tenía sed... y hambre.. Ahora era él el que se estremecía por momentos. Ante ellos sólo el cielo y el sol.

Juntó un poco de agua en la botella con la esperanza de que al asentarse perdiera parte del salitre. Lo empezó a invadir un gran sopor, le dijo al niño lo que debía hacer si se dormía. El negrito remaba débilmente hacia el norte, lugar donde se suponía que encontrarían la playa.

El viejo pescador despertó. Sus ojos extraviados tenían una extraña luz febril. Recogió el sedal. Vio un pez muy brillante colgando del anzuelo. Cuando lo quiso recoger, el pez se desvaneció en el aire. Sus manos delirantes se cerraban sobre sí mismas. Así una y otra vez. El niño miraba sin comprender esas maniobras desesperadas apretando el vacío. Asombrado, asustado y apenado, le dijo que lo haría él. Intercambiaron elementos, el viejo parecía ido. Con sus manos toscas y monótono gesto agarró los remos, repetiendo como en una letanía....

-"No los dejes ir.." "No los dejes ir.."

El muchacho tiró nuevamente la línea esperando el pique, pero no sucedía nada mientras el pescador con el torso y la cabeza vencidos, aferrado a los remos se adormecía susurrando:

-"..No los dejes ir...No los dejes ir.."

Pasó el tiempo. Medida de tiempo sin medida. Sólo el sonido del agua al chocar bajo la barca. Los remos, atados por el niño, flotaban mostrando las vetas ajadas por el tiempo, tiempo sólo definible por el paseo semicircular del sol que con su llegada al cenit, desparramaba brillo y color en verdes, malvas, rosados, azules y amarillos. Resplandecientes, brillantes... brillantes... brillantes...
El niño hipnotizado miraba fijamente el agua, ola tras ola, gota tras gota, sal sobre sal. Sus ojos veían la textura de la arena... Infinitos granos y más granos de interminable arena....
Entonces comenzó a gritar:

-"..¡ Arena..!¡Arena..!"

Despertó el viejo, al tiempo que escuchaba el cuerpo tirarse al agua. Al darse vuelta, vio al niño de espaldas, chapoteando con desesperados gestos, mientras seguía gritando:

-"!Arena... Arena..!

Tenía la mirada fija, el contraste del rostro negro con el blanco de los ojos desorbitados, lo impresionaba. Le costó convencerlo de que subiera a la canoa. Ésta se bamboleaba peligrosamente. Al fin lo arrastró, chorreante y jadeando. Cayó dentro de la canoa en éxtasis, desparramando los fétidos gusanos que el niño veía como infinitas hormigas y que en su delirio, quería pisotear con fuerza inusual para su estado.

El viejo lo abrazó fuerte, hasta lograr que se calmara. Así quedó inmóvil tirado sobre el fondo mojado de la barca. Esta se fue estabilizando como meciéndolos en una cariñosa cuna.

Cada tanto se oía el susurro del negrito:
-
"...Arenaaa...Arennaaa...."

El pescador en un último intento pone varios gusanos destrozados en el anzuelo y eleva su mirada implorante al cielo.
Ahora es él quien aprecia los verdes, rosas, amarillos, blancos, azules, todos los colores y matices del mar, del cielo, resplandecientes bajo la luz del sol.
Tira la línea lo más lejos posible. El sonido del mar se convierte en un silencio aplastante, imponente y lo envuelve en la atrapante magia de la naturaleza.

La caña oscila, el niño despierta al escuchar su roce sobre la madera de la barca. Se miran. La sostienen esperanzados. Mano sobre mano, negro sobre blanco, blanco sobre negro.

Recogen el anzuelo. Asombrados y desfallecientes, ven un pez que trata de zafarse de su cautiverio. Brilla al sol, una chorreante estela de agua cae de su cola al mar. Lo recogen con seguridad y delicadeza. El pez es real.
Los rostros expresan alegría, desesperación, ansiedad. La presa está atrapada, sólo queda distribuirla entre los dos. El viejo lo limpia con su navaja y el mar recoge los despojos, aunque le preocupa el hecho de que esos restos puedan atraer algún pez contra el que no se puedan defender.
Devoran más que comen esa carne salada y suave,mastican incluso algunas espinas. Luego el pescador vuelve a su caña. Aún hay unas pocas lombrices, deshechas y malolientes, pone algunas en el anzuelo, posiblemente pique otro...
El negro empuña los remos con renovada energía. Se oye el sonido rítmico al penetrar en el agua. Se ve la pequeña estela del decidido avance. Cruje la madera en cada movimiento.
El niño grita:

-!"Arena, Arena..! ¡Las Dunas!"

Su grito es ronco, estentóreo. Hay agitación en el bote, que se bambolea a cada salto del niño. El desaliento invade al anciano que gira su cansado y encorvado torso mientras piensa:

-“No delirio otra vez...Nooo...”

El brazo color ébano señala firme hacia lejanas aves marinas revoloteando como cometas sobre raras embarcaciones alargadas. Hay puntos móviles color oscuro en rutinaria tarea pesquera.

Mientras el niño y la barca se agitan en alegre bailoteo, el viejo divisa con asombro como dibujadas en el cielo azul, lejanas dunas que no conoce.

Rosa Favale 12-12-02

martes, 19 de febrero de 2008

UNA TARDE DE ESTÍO

Es casi una pintura.
De poder pintarla lo haría en acuarelas.
Tarde de verano.
Tres sauces llorones alargan sus ramas acariciando el espacio.
La cálida brisa las inclina suavemente hacia la derecha.
Son como móviles dejando colar rayos de sol.
Tiñen de amarillo algunas hojas y los claros del césped cortado prolijamente.
Hay ocultos habitantes emplumados que no distingo.
Desgranan silbidos en amorosos diálogos.
Los altos árboles festejan con aplausos verdes y plateados los sonidos de la siesta.
El mantel es blanco con arabescos transparentes apenas azules.
Ondea respondiendo a la danza del sauce que lo cobija.
Tres sillas blancas circundan la mesa del mismo color.
Todo destacando sobre el césped y tomando por momentos su color verde.
Tres vasos, agua, servilletas..., restos de una comida entre amigas.
Anécdotas, recuerdos y risas quedaron flotando en el aire, en las mentes, en los corazones.
Tácita conjunción de tareas, sincronizando aptitudes y gustos.
Ahora descanso, serenidad, armonía...
El cedro azul cobija a María Alberta durmiendo en su tumbona.
Cuerpo desnudo, libre.
Suspiros de placer o de sueños abanicando el aire.
Luciendo brillantes hojas y níveas flores, la camelia.
A su sombra un banco, en él un libro cerrado, sobre el libro unas gafas a la espera de su dueña.
Es María Teresa que duerme en la tumbona blanca entregada a Febo.
En el centro de mi toalla de rayas en verdes, rojos y amarillos, disfruto.
El césped me da su olor, su color, su mullido colchón.
Desde abajo aprecio la perspectiva y del conjunto.
Disfruto del sol y de los leves sonidos de la siesta.
Batir de hojas en los árboles.
Contrapunto de pájaros sin identificar.
Ladrido de un perro lejano.
La rama del limonero se balancea bajo el peso de un ave.
Éste nos observa y emprende vuelo nuevamente.
El limón sigue danzando.
Una hormiga pasa huidiza con su carga.
Es mi acuarela escrita.
Es mi forma de representar un momento de felicidad. ...
No hay historia, solo el placer del momento…
Es una tarde de estío.
Es una pintura viva.

sábado, 9 de febrero de 2008

A LA VUELTA DE LAS VACACIONES

No sé si lo que compuse es un relato o dos cuentos en uno, o dos cuentos y una poesía a la que también puse música. Pero todos sabemos que las musas son imprevisibles así que este es el cuento de PELITO DE SOL, donde la mamá canta la canción del OSO MIMOSO y el papá le cuenta el cuento de AZULIN Y ROBERTINO.



PELITO DE SOL

-¡Mamá! ¡Mamá..!
- ¿Qué quieres Pelito? dice la mamá dejando de ordenar los juguetes.
- ¡Mi oso no se quiere dormir!
- Igual que tú Pelito, ¿porqué no le cantas una canción?
- Es que todavía no comió... dice el niño.
- Ya son la una Pelito - Contesta la mamá mientras se acerca al oso y empieza a cantar la canción del OSO MIMOSO:

Oso mimoso
también revoltoso
juega goloso
con un carozo.
Con un carozo de aceituna.
-¿A que hora ........?
- A ninguna ..........!
- Siiiiii....
-¡Juega a la una...!

Pelito la acompaña contento marcando el pulso con las manos. Luego señala la biblioteca pidiendo un libro. El papá que los estaba mirando agarra al niño en brazos y el libro que éste le señala. Luego lo lleva a la cama y comienza a leer:

AZULIN Y ROBERTINO

Había una vez un pajarito con piquito azul, la colita roja... roja, y el cuerpito con hermosas plumas blancas.
Llegaba todas las tardes al jardín y como era distinto a los demás pajaritos, todos lo miraban muy curiosos y además no lo dejaban ir a su árbol, lo picoteaban y lo rodeaban entre varios pajaritos, marrones, grises y negros, para que se fuera de allí.
Así, que el hermoso pajarito de piquito azul y colita roja, siempre se paraba a descansar en la ventana de Robertino.

Él era un niño muy estudioso, pero muy inquieto, y como lo veía que todas las tardes iba y venía y le daba pena que lo echaran del árbol porque era distinto a los demás, dejaba la ventana con una rendijita abierta para poder hablarle y que el pajarito no se sintiera tan solo y triste.

Robertino lo llamaba Azulín por el color de su piquito, y le dejaba un poco de sus galletitas. Un día le ponía las de chocolate y otro día las de miel.
A Azulín le gustaban las dos y a Robertino también...

Él no salía mucho porque su mamá no le daba permiso pues temía que se perdiera, porque Robertino era muy curioso y un poco distraído.
Y como era tan curioso un día se levantó temprano.., temprano.., y cuando Azulín emprendió vuelo, lo siguió.

Lo siguió por el campo saltando los pozos y tropezando con algún tronco caído. Se lastimó un poquito las rodillas pero seguía corriendo detrás de Azulin, que volaba bastante alto.
Pasaron por un arroyo angostito, donde se embarró todo, pero le vino bien porque se refrescó un poco de tanta carrera.
Cruzaron otro pequeño campo con pasto muy alto que a Robertino le llegaba hasta la nariz, y por fin, cuando estaba cansado, es decir, muy cansado, no como cuando le decía a su mamá que no podía guardar sus juguetes... Cansado de verdad... llegaron a un bosque y en los árboles, vió montones de Azulines, piando con sus piquitos azules:

-¡Pío, pío..., pío, pío..... pío, pá!; ¡Pío, pió.... pío, pío... pío, pá!-

Azulín se unió a ellos, Robertino los miraba asombrado pues sus plumitas blancas revoloteaban y revoloteaban sin parar y de tanto y tanto mirarlos... ¡Se quedó dormido..!
Tanto durmió, que cuando despertó, el sol no estaba y los pajaritos tampoco.
Miró y miró. Para arriba, para abajo, para la derecha, para la izquierda.
¡Estaba solo...! ¡Estaba solo en el bosque..!
Trataba de acordarse como había llegado y no. No se acordaba.

Robertino tenía un poquito de miedo, pero siguió buscando la salida. Estaba casi a punto de llorar cuando vió que un pájaro parecido a Azulin salía de un árbol y venía hacia él. Tuvo otro poquito de miedo. Pero... ¡Era Azulín!. Se paró en su hombro y le cantaba:

- ¡Pío, pío... pío, pío, pío pá...! -

Y se puso a revolotear sobre su cabeza como diciéndole que lo siguiera. Robertino lo hizo así y aunque ahora tenía un poco de frío, se armó de valor.
Se acordó de su mamá y pensó:
-Estará enojada –
También se acordó de su papá que cuando se lastimaba le decía que tenía que ser valiente. Entonces Robertino siguió corriendo más rápido.
Volvieron a pasar por el campo con mucho pasto que le llegaba hasta la nariz, y se metió en el arroyo, que ahora estaba más frío...
Otra vez atravesaron el campo con pozos y troncos de árbol caídos, y se volvió a lastimar las rodillas.
En el cielo ya había estrellas y estaba un poco oscuro, pero él veía muy bien a su blanco amiguito con la colita roja que seguía cantando con su piquito azul:

-¡ Pío, pío..., pío,pío..., pío pá...! - para animarlo

Y al fin vió las luces de su casa y también a sus padres buscándolo entre los árboles. Los otros pajaritos marrones, grises y negros dormían porque no se los veía por ningún lado.

-Me van a poner en penitencia... y me lo merezco - pensó Robertino

Pero no, su mamá y su papá corrieron a abrazarlo cuando lo vieron.
Robertino lloraba, un poco por el miedo que había pasado, un poco por la alegría de verlos y otro poco porque la rodilla le dolía bastante.
Mientras tomaba una rica sopa, les contó lo sucedido. Entonces fueron todos hasta la ventana a ponerle unas galletitas de premio a Azulín. Les pusieron de las dos: de chocolate y de miel.
Con el tiempo Azulín no volvió, Seguramente estaría en el bosque con su familia, pero por las dudas Robertino siempre ponía galletitas en la ventana.

Y colorín colorado..., mientras los pajaritos marrones, grises y negros, se las comían y Pelito de Sol dormía hace un buen rato...

¡Este doble cuento con canción se ha terminado!

martes, 22 de enero de 2008

LES DEJO EL "LIBRO ABIERTO.."

Para que sigan leyendo, pero me voy unos días de vacaciones. Los dejaré tranquilos... cosa que me privará de pasear por sus letras que tanto me gustan y acompañan.

ABRAZOS Y BESOS... Hasta la vuelta!

viernes, 18 de enero de 2008

CARNAVALES DE ANTAÑO

Días de carnaval, preparativos de todo tipo: juegos de agua, el tanque de agua, el barro del arroyo Madariaga , los baldes, la risa, la estrategia, los resbalones, los disfraces, las comparsas, el corso chispeante y bullanguero en varios barrios de la Ciudad. El amor incipiente, la sonrisa dulce y comprensiva de mamá, papá integrándose, las vecinas dando agua y escondiéndonos. Algunas echándonos pues ese no era nuestro territorio sino el de sus hijos, nietos o sobrinos.
Roberto, Marta, Norma, Bruno, Franco, Cholo, Cocceta, yo, ...mi “alumna” de piano, Amelia, Carlos...

Ramos Mejía, Provincia de Buenos Aires.
Las obras del entubamiento del arroyo Madariaga no habían terminado y el desvío del mismo pasaba frente a nuestra casa. Las veredas angostas se continuaban en un metro de tierra a cada lado del arroyo que pasaba por el centro.
A veces caudaloso y limpio otras calmo bajo y con olores no muy agradables, sus aguas discurrían bajo unos puentecitos de madera ubicado en las esquinas y otros más o menos cerca de la puerta de entrada que no siempre coincidían con la acera de enfrente .
Lo fatal era en los días de lluvia, se desbordaba haciendo que todo se volviera barro resbaladizo, el agua enlodada pasaba la primera puerta llegando a los jardines e incluso hasta la puerta de entrada de las casas. Eso hacía que no pudiéramos salir pues la inundación no nos dejaba ver por donde pisábamos. Los más osados lo hacían para ir a trabajar o a comprar lo necesario. Yo, como tantos, decididamente faltaba al colegio, era engorroso tener que lavarse luego de atravesar aquel lodazal.
Lo agradable era en las noches claras, el reflejo de la luna y el croar de las ranas, sus saltos y movimientos. Entonces nos reuníamos en la vereda con temperaturas de entre 29 y 38 grados de calor y hacíamos un estudio de sus movimientos. Algunos recorrían el arroyo varias cuadras (calles) cazando las ranas que luego comíamos fritas en la sartén de alguna madre, pues siempre había una voluntaria que lo hacía con gusto, aunque yo pienso a la distancia que estaban allí para controlar un poco a “sus nenas”. De día observábamos el serpentear de los renacuajos y el color variado de los escuerzos que a veces se inflaban casi hasta reventar. Los varones capturaban alguno y algún padre (je je... el mío entre otros) fue capaz de poner un cigarrillo en su boca. El pobre escuerzo fumaba realmente pero se hinchaba y la piel veteada de su lomo relucía en cada movimiento en tonos ocres, marrones y amarillos.
Al fin el animal quedaba libre dando saltos extraños y mareado por el humo inhalado, se zambullía y salía zigzagueando como un borracho.
Vuelvo a las batallas que se armaban en carnaval. Estaba todo organizado, cubos para el agua, mangueras, tarros medianos, para trasvasar de un fuentón grande o de una pequeña piscina de lona a los baldes de ataque y defensa.
Cada casa tenía en el techo un tanque para el agua que se llenaba por medio de un motor que extraía el agua de los tanques subterráneos. Los techos se comunicaban, así que no era extraño que de arriba cayera un baldazo de agua sin que te lo esperaras mientras repostabas en el patio de casa, esos eran “ataques a traición” porque no era
“legal” hacerlo, pero los muchachos no resistían la tentación.
Todavía no existían los globos de agua, así que la batalla era a jarro, balde y en el caso de algunos chiquillos que se plegaban a la contienda, jarritos inofensivos pero que a ellos les haría parecer que eran grandes contendientes.
Las risas, los resbalones, la estrategia, la alegría primaba en estos juegos de agua que hacían que las veredas se convirtieran en un peligro por lo resbaladizas.
Las madres y tías mayores al colaborar llenando con mangueras, también recibían lo suyo y los padres se atrincheraban en los tanques de agua para evitar que los más listos introdujeran sus baldes en ellos, contaminándolos.
La batalla terminaba cuando los tanques de agua iban a mínimos, entonces todos a ducharse, sin vencidos ni vencedores, para reunirse a tomar mate bajo alguna parra, o bajo las glicinas.
Era tal la excitación después de los juegos que aún hoy no recuerdo que ninguno de los contendientes limpiara semejante estropicio, seguramente eso quedaba a cargo de madres, tías y abuelas sonrientes que por supuesto tenían más tiempo que ahora.
Recuerdos de carnavales de antaño, donde las familias tenían más tiempo, no había internet, la televisión recién llegaba y el frescor de las glorietas propiciaban que al sonido de unos discos de vinilo bailáramos y conversáramos mientras los padres con algún vecino jugaran al truco las madres hablaran de sus cosas, las abuelas tejieran, los niños corretearan, las manos se rozaran, las miradas se cruzaran con intención, el baile propiciara un contacto más aproximado, se formaran amistades más estrechas y duraderas y que algunos terminaran en boda.
En fin, llegan los carnavales de 2008 y esto trajo a mi algunos recuerdos de mis carnavales de los años de 1955...56...57...




sábado, 12 de enero de 2008

LA CIUDAD...

Ciudad. Edificios cuadrados. Rectangulares. Grises apuntan al cielo azul.

Vuela una paloma gris.
En su pueblo las palomas son blancas.
Aquí ulular de sirenas.
En su pueblo lo despiertan las campanas. La bandera roja azul y blanca ondula. Sus estrellas son inamovibles de día y de noche, con sol o con lluvia.
Es el símbolo del nuevo mundo.
Representa la prosperidad y el bienestar.
Pero es solo eso: una bandera.

La desolación invade su cuerpo en forma de frío.
Hoy es un día diferente. Tiembla.
Su mano se cierra sobre la apretada chaqueta y sobre el ruido de las tripas vacías.
La otra mano se aferra a la desnudez del arma, acerada, fría.
Hoy no va con el rebaño de desocupados, camina sobre el puente cargado de coches blancos, azules, rojos, metalizados, apiñados, veloces.
El agua no llega a reflejar su cara asomando por la maciza estructura metálica.
Mira hacia la ciudad que parece más gris.
La bandera ondea indiferente.

Al fin es solo eso: una bandera
El revolver también es frío, hiere antes de herir, lastima antes de gatillar.
En el aire palomas y gaviotas grises.
Los autos aminoran, el tráfico se congestiona. La gente gesticula
Es la hora, el arma pesa y sus tripas se siguen retorciendo.
Lo sobresalta una paloma blanca que vuela rasante sobre su cabeza.
Ciudad. Edificios cuadrados. Rectangulares. Grises apuntan al cielo azul. Hoy no va con el rebaño de desocupados, piensa.

Hoy soy libre.

¿Libre para qué?

Mira hacia la ciudad que le parece menos gris.

La bandera ondea indiferente.

La lucidez vuelve.
De pronto su pensamiento se tiñe de esperanza.

- ¡Regreso a mi pueblo! – dice tirando el arma hacia el agua que no alcanza a reflejar su cara. Gira rápidamente y se encamina decidido hacia el verde.

SANTA ROSA DE LIMA EN BUENOS AIRES

                                                        Hoy 30 de Agosto de 2025 festejamos como todos los años el día de Santa Rosa de Lima...